martes, 21 de septiembre de 2010

Reinventémonos, de Ruth Zavaleta Salgado


Reinventémonos
Ruth Zavaleta Salgado
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Sin lugar a dudas una de las empresas más serias en levantamiento de encuestas y análisis político es GEA-ISA y, en la evaluación presentada del mes pasado, los datos son muy reveladores de una sociedad llena de contradicciones respecto a cómo visualizar el problema de la inseguridad, el narcotráfico y, sobre todo, las responsabilidades que tendrían que asumir cada una de las autoridades que representan los diferentes ámbitos de gobierno. Por ejemplo, en el caso del respaldo ciudadano a la estrategia gubernamental y la aprobación hacia los operativos oficiales, cae de 71 a 66% pero, al peguntar a los encuestados si es correcto que el Ejército siga en las calles, el respaldo sigue siendo muy importante (70%) a favor pese a que ha tenido desafortunadas acciones en contra de civiles inocentes en las que incluso han perdido la vida.
Esa misma encuesta nos revela que la mayoría de los ciudadanos no están de acuerdo con la legalización de las drogas. Cabe aclarar que, en otros espacios en que he tenido oportunidad de participar con una élite académica, empresarial y de analistas políticos y económicos, los resultados son contrarios, quizás porque la legalización de la mariguana en especial se ve como una oportunidad de disminuir el poder económico y también una posibilidad de buscar otras opciones fuera de la estrategia de guerra que se planteó desde inicio del sexenio.
Otro dato interesante es que los ciudadanos no ven la guerra del narcotráfico como, su guerra, sino como una del gobierno. El dato es relevante si consideramos que el combate al narcotráfico y en especial la lucha contra cualquier problema de inseguridad y violencia tiene que compartirse con los ciudadanos como un problema en donde todos participamos para enfrentarlo, aquí lo que se demuestra es que los ciudadanos no se ven inmersos ni siquiera en actividades preventivas, es decir, el problema de la lucha contra el narcotráfico no ha logrado generar condiciones de identidad de los ciudadanos para participar de forma alternativa.
Uno de los grandes éxitos en sitios como Palermo era precisamente desde este terreno en donde los ciudadanos hicieron suyas una serie de acciones para fortalecer el ámbito de la cultura de la legalidad por medio de la educación y el civismo.
Quizás el dato más crudo para medir los sentimientos de los ciudadanos es la respuesta que otorgan respecto a que si se debe seguir la lucha contra el narcotráfico o se debe pactar con los narcotraficantes. En este rubro la gente disminuyó su apoyo al gobierno federal en la primera parte pero, desalentadoramente, se incrementó 10 por ciento el número de ciudadanos que consideran que se debe pactar con ellos. Esto significa no sólo desencanto, sino desesperanza, no obstante que la reacción es humana por el temor que causan los actos violentos, inclusive terroristas, del crimen organizado, hoy los mexicanos no podemos darnos el lujo de caer en nuestro ánimo. Aun cuando no compartamos del todo las estrategias del gobierno, lo cierto es que tenemos que inventar fórmulas viables para generar expectativas más prometedoras a nuestros jóvenes. Nuestras políticas de lucha contra cualquier fenómeno, como el narcotráfico, tienen que pensar en el menor costo humano. Por ello, este día que conmemoramos un Bicentenario de la Independencia debemos imaginar una estrategia de unidad para pactar nuevas estrategias, no sólo con el fin de enfrentar enemigos comunes, como la inseguridad, sino problemas que ya son graves. Por ejemplo, el desempleo de nuestros jóvenes mal denominados ninis porque, como expresaba un maestro de Guerrero en un foro público, si existen es porque antes tuvo que haber nonos, no hay escuela, no hay empleo, no tienes experiencia, etcétera.
Que es el nuevo mundo al que se enfrentan estos jóvenes que nacieron en los ochenta y los noventa, a quienes, más que "sustantivarlos", hay que demostrarles que la generación que nació en los sesenta y principios de los setenta es capaz de construir expectativas de grandes cambios, como los de las generaciones que nacieron para dar su vida por la Independencia. Es decir, hay una generación que somos capaces de mirar de frente y sin vergüenza a nuestros hijos porque somos la generación de la lucha constante por reinventarnos motu proprio y con ello reinventar nuestro país.
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Publicado en Excélsior

Sobre festejos patrios...


Faltó el rey de España
Mario Melgar Adalid
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Concluyó la fiesta bicentenaria. Gustó. Claro que hay gustos para todos. Fiesta perfecta para quienes, en el poder, les gusta echar cohetes, sin pensar que hay que recoger las varas y, sobre todo, pagarlos. Fiesta para quienes les gusta echar la casa por la ventana y gastar 300 millones de dólares en una noche. Bueno, para eso hay reservas históricas, dirán quienes se los gastaron. Había mejores cosas en qué gastar, pensamos ingenuamente muchos mexicanos.
Más allá del gasto cuestionable, sí es para celebrar que haya un saldo blanco como lo merecía la fecha. Si, como dicen los rumores, se arreglaron con los narcos para que le bajaran estos días a la violencia, ¿por qué no se arreglarán así para el futuro?
Buen discurso de Calderón en la columna de la Independencia. Lo hizo ante el regalo que nos obsequió Francia hace 100 años, el Ángel de la Independencia. Ahí bajo la sombra del Ángel, el símbolo de la ciudad, Calderón intentó una conmoción patriótica. Como todo lo que hace, fue sólo un intento.
El Ángel me vio nacer desde su pedestal. Nací en el extinto Sanatorio Reforma que estaba en la esquina de Paseo de la Reforma con Tíber cuando no había tráfico ni violencia. Era una clínica de maternidad de las que surgieron entonces como signo de modernidad de una naciente clase media que dejó de tener los niños en sus casas con las comadronas.
Cuando niño, paseaba los domingos en el Plymouth de la familia, con mis padres y con mi hermana María Eugenia, para tomar unas chufas en la calle de Salamanca. Al pasar por la glorieta del Ángel era ritual pedirle que nos trajera un nuevo hermanito. No entendía por qué pedirle niños al Ángel. Mis padres sonreían. Alguna vez pregunté cómo era que el Ángel traía a los niños si éstos, según decían, venían de París.
- Es que el Angelito también vino de París, se lo regaló Francia a don Porfirio, me dijo mi padre, oaxaqueño. Siempre sostuvo creo que con razón que los dos grandes hombres de la República Mexicana del siglo XIX fueron oaxaqueños: don Benito Juárez y don Porfirio Díaz.
Al ver las celebraciones, pensé que lo que faltó fue una conexión internacional, perdurable. Me hubiera gustado, como a muchos mexicanos, que hubiera venido el rey de España a visitarnos con motivo de la Independencia, ¿Quién mejor? Que España hubiera hecho un gran regalo. Qué mejor homenaje a la Independencia que tener al rey de España con nosotros. Hubiéramos sellado nuestra identidad con su presencia. Celebrar la relación bicentenaria con España con un partido de futbol que fue un lastimoso tongo o tango. No lo merecíamos ni mexicanos ni españoles.
Ya entrados, que para eso era la fiesta, también pudo haber estado con nosotros el presidente Barack Obama, así como ver en la mesa de una cena de Estado en el Castillo de Chapultepec al presidente Sarkozy, advertido de que tendría que hacerse acompañar de su esposa Bruni y no invocar la libertad de la secuestradora francesa. En esa mesa imaginaria también veo a los jefes de Estado latinoamericanos. España, Estados Unidos y Francia han sido los países con los que construimos nuestra historia
Pasó el Bicentenario. Queda todavía la celebración del Centenario de la Revolución Mexicana. Difícil solución ideológica para un grupo como el panista en el poder que no cree en los ideales de la Revolución Mexicana. ¿Cómo celebrar a los enemigos históricos? ¿Qué harán para celebrar a los revolucionarios que forjaron el siglo XX mexicano?
Faltó visión internacional en las celebraciones. Hubiera sido un signo de madurez pensar globalmente. Hace 100 años las delegaciones invitadas trajeron regalos tan maravillosos como el Ángel de la Independencia. Este año no vinieron jefes de Estado ni hubo, que sepamos, regalos de Estado por nuestro cumpleaños mexicano. Eso sí, tropas extranjeras desfilaron por Reforma y avenida Juárez. Días patrios en que también celebramos que, aunque sea por unas horas, no hubo daños colaterales que provoca nuestra moderna guerra de las drogas incomprensible tarea del nuevo siglo mexicano.
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Publicado en Excélsior

martes, 14 de septiembre de 2010

Algo para festejar, en estas fiestas patrias


Algo para celebrar
Mario Melgar Adalid
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La cercanía del aniversario de la Independencia ha provocado un estado emocional que tiene a los mexicanos a flor de piel. Entre tantos desacuerdos, al menos llevar la fiesta en paz mostrará que la concordia es posible y el optimismo puede volver a renacer. No todo está podrido en Dinamarca.
Mi amigo Alejandro Cea, ejemplar maestro de la educación rural, me comentó que su celebración familiar de nuestras fiestas consistirá en festejar, reflexionar y en algo cambiar. Leer algo sobre la Independencia, adornar la casa -dice que resultó charro, pero ya está-. Prohibido oír a los Beatles, pura música mexicana. Las mujeres asumieron el compromiso de cocinar, nada de taquizas, pura comida mexicana de alta calidad. Dice Alejandro que sus festejos durarán tres días. Nos reuniremos, me escribe, en la vieja casa familiar en el centro de la ciudad, "ahí comeremos, cenaremos, etcétera. Si de plano no se puede, para eso está la tele. Invitamos a un par de amigos historiadores a dar una plática para desempolvarnos o iniciar conocimientos."
Mexicanos destacados por sus enormes fortunas y miembros de la comentocracia han echado varios piales con alto grado de emotividad. Otros, como Héctor Aguilar Camín, han propuesto que ya no se hable de lo malo que pasa.
No se trata de evocar solamente el mole de la abuela o recitar los versos de López Velarde, pero sí de encontrar razones objetivas para fundar el optimismo. No es fácil invocar la ilusión. Sin mando, sin capitán en el barco, sin control, el pesimismo reina.
Las recientes comunicaciones públicas de personajes como Carlos Slim, Lorenzo Zambrano, Manuel Arango y Harp Helú, que han tenido aversión histórica a la publicidad, tampoco son la única solución.
El gran costo colateral de la guerra contra el crimen organizado es perder la confianza en México.
Algunos proyectos en el mundo de los negocios internacionales muestran que nuestro país es ahora una inmejorable opción para invertir.
Un número importante de proyectos, originalmente diseñados para realizarse en China, se han definido a favor ciudades mexicanas, particularmente de la frontera norte.
El boletín mensual que produce el despacho binacional de abogados Cacheaux, Cavazos & Newton, Mexico Report (http://www.ccn-law.com/es/ccn-mexico-report) contiene algunos datos que son tanto o más alentadores que los sabores y los colores de los moles oaxaqueños que se evocan en las celebraciones centenarias.
Finalmente las inversiones extranjeras en México, en el mundo global del siglo XXI, significan empleos, impuestos, desarrollo, innovación tecnológica, elementos de la independencia y soberanía globalizada.
Un artículo de Thomas Black y Carlos Manuel Rodríguez, publicado por Blomberg, explica por qué México es mejor opción que China.
Ejemplos: Cessna determinó que resultaba mucho más eficiente establecerse y, posteriormente, expandirse en el norte de México que hacerlo en Asia. Cessna fabrica aviones en la ciudad de Chihuahua. Sus instalaciones han crecido diez veces su tamaño original.
Otras empresas como Whirlpool Corporation cerraron una planta en Indiana y trasladaron su mayor actividad a su planta de la ciudad de Monterrey.
Polaris Industries tomó una decisión similar y escogió también a Monterrey para construir una planta de vehículos todo terreno, para enviarlos al sur de Estados Unidos.
La empresa Flextronics International Ltd., asentada en Singapur y que produce teléfonos móviles, autopartes y productos médicos, está considerando seriamente a México en lugar de China, según declaró su presidente ejecutivo (CEO) Michael McNamara.
Alejandro Cea, buen mexicano como la gran mayoría, propone lo que todavía hay tiempo para hacer.
Un homenaje a nuestros antepasados que no tienen la culpa de lo que pasa, pero cuyo ejemplo nos permitirá salir del hoyo, como sin duda saldremos.

lunes, 13 de septiembre de 2010

Sobre Vicente Guerrero y el reconocimiento nacional


Vicente Guerrero bien merece el reconocimiento de toda la Nación
Efraín Ramos Ramírez
10 de septiembre de 2010
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La diputada Silvia Romero Suárez y el diputado Florentino Cruz Ramírez, han tenido el buen tino de retomar en el Congreso del Estado el tema de la inclusión del nombre del prócer de la Independencia, Don Vicente Ramón Guerrero Saldaña, entre las arengas que se vitorean con motivo del Grito de Independencia.
Es muy necesario que los guerrerenses sí sepamos valorar el aporte de don Vicente Guerrero Saldaña a la continuación y consumación de la Independencia Nacional y que en nuestro estado sí se incluya su nombre en el Grito de Independencia en los órdenes de gobierno de la entidad, en todas y cada una de las comunidades de este gran territorio del Sur, donde se libraron las batallas militares y políticas más decisivas para el logro definitivo de la Independencia Patria.
Esto es más necesario luego de la triste suerte que ha corrido en el Congreso de la Unión la Iniciativa de Decreto sobre la Conmemoración del Grito de Independencia, que por unanimidad acordó, el pasado 20 de abril de 2010, remitir la legislatura local al máximo Poder Legislativo de la Nación.
Es muy lamentable, pero la Iniciativa fue recibida en la Cámara de Senadores desde el 14 de julio de este año, según informa su Gaceta Parlamentaria, y turnada a las Comisiones Unidas de Gobernación y Estudios Legislativos de la Cámara alta sin que hasta la fecha haya sido dictaminada.
Desde entonces han transcurrido 58 días.
Da pena decirlo, pero en la Cámara de Senadores ni siquiera han valorado correctamente la trascendencia de la iniciativa presentada por nuestra Legislatura, a juzgar por la sinopsis que hacen de la misma en la mencionada Gaceta y que a la letra dice: Propone (se refiere a la iniciativa del congreso local) que el día 15 de septiembre de cada año, durante la celebración del "Grito de Independencia", el Presidente de la República, los Gobernadores de las Entidades Federativas, los Presidentes Municipales y los Jefes Delegacionales del Distrito Federal, se ceñirán al Decreto sobre la Conmemoración del "Grito de Independencia"; que establece el procedimiento a seguir para realizar el grito correspondiente.
Queda así sin efecto el propósito central de dicha Iniciativa, en el sentido de que se reconozca y refrende el reconocimiento de la Nación a Don Vicente Guerrero como consumador de la Independencia Nacional, en la conmemoración del Grito de Independencia. Lamentable, muy lamentable.
Es también de lamentarse el que la más reciente reforma a la Ley sobre el Escudo, la Bandera y el Himno Nacionales, aprobada apenas el pasado jueves 2 de septiembre por el Senado, sólo haya incorporado entre las fechas declaradas solemnes para toda la Nación, la importante conmemoración del Aniversario de la victoria sobre el Ejército Español en Tampico, en 1829, que será celebrada el 11 de septiembre de cada año, pero no se haya incorporado todavía a dicha Ley el Aniversario del Congreso de Anáhuac, de tanta trascendencia para la Nación ni mucho menos el Aniversario del Nacimiento de Don Vicente Ramón Guerrero Saldaña, como están incorporados los de otros grandes patriotas.
He propuesto que la Comisión de Gobierno del Congreso del estado, de manera respetuosa pero enérgica, haga una excitativa, un reclamo, al Congreso de la Unión, por la ligereza y el desdén con que se ha tratado la iniciativa de nuestra Legislatura.
De la misma manera, he propuesto que la Mesa Directiva solicite de inmediato al Gobernador del Estado, la pronta y expedita publicación de este Acuerdo Parlamentario en el Periódico Oficial, a fin de que entre en vigor cuanto antes.
También he pedido que se le dé la más amplia difusión y que se publique en las regiones del estado, para su amplio conocimiento y aplicación en todo el estado, desde este próximo 15 de septiembre.
Don Vicente Guerrero bien merece el reconocimiento de toda la Nación.

martes, 7 de septiembre de 2010

Sobre la frontera EUA y México

Pánico en la frontera con México

Mario Melgar Adalid
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El presidente Calderón, en alguna de sus ocurrencias para explicar nuestras desgracias, dijo que lo que pasa es que el gobierno no sabe vender la imagen de México. Prometió que una empresa de alta calidad recibiría el encargo de mejorar la imagen en el extranjero. Como tantas otras cosas, la promesa quedó acumulada en el cajón de los fracasos. La imagen de México está perdida en el exterior.
Hace años se decía que el doctor Guillermo Soberón, como rector de la UNAM y secretario de Salud, tenía muy buena imagen. Soberón tenía buena imagen porque fue un magnífico rector y un gran secretario de Estado.
Esta semana en San Antonio, convocado por el World Affairs Council, el alcalde Julián Castro presentó un informe sobre un viaje a China. Mencionó además que visitó al presidente de Toyota, Akio Toyoda, a quien tanto se venera en San Antonio por haber instalado una gran planta armadora de automóviles. La planta debió haberse ubicado en México. Problemas de imagen lo impidieron.
San Antonio es la ciudad más mexicana fuera de México, dice su eslogan publicitario. Su celebración del Bicentenario y del Centenario muestran lo mexicano de esa comunidad en donde no sólo hay mariachis y tríos de boleros, sino charreadas y jaripeos. San Antonio, como muchas ciudades mexicanas, también tiene esculturas de Sebastian. Una se llama la Antorcha de la Amistad. Fue regalada por los mexicanos que viven en San Antonio, agrupados en la Asociación de Empresarios Mexicanos, a quienes Carlos Monsiváis, en una de las visitas que hizo a la Extensión de la UNAM durante el rectorado de Juan Ramón de la Fuente, describió como "los primeros indocumentados con traje".
Al final de la presentación del alcalde Castro, se abrió un espacio para preguntas. A nadie le importó China ni Toyoda ni la promoción de las inversiones ni la comida cantonesa ni las atenciones de los chinos con el alcalde. Ese mismo día, en primera plana el San Antonio Express News daba cuenta de la masacre de decenas de migrantes a unas millas de EU. La muerte ronda la frontera.
Las preguntas mostraron el nerviosismo que produce México. No es una mera preocupación artificial, solidaria y amistosa. Hay pánico. Las preguntas se refirieron a si la alcaldía de San Antonio ha tomado las medidas necesarias para enfrentar la violencia que pudiera desbordarse desde México. Si la policía está capacitada para enfrentar esta nueva revolución mexicana. ¿Cuál es el plan para la contingencia mexicana?
El colmo fue la pregunta sobre el efecto que tendría entre los inversionistas chinos, invitados a invertir en San Antonio, la mala imagen de México. En tanto, San Antonio se anuncia para promoción turística y de negocios, como la ciudad donde puedes disfrutar toda la belleza y el folclor mexicano, sin tener que ir a México, les preocupa ahora que los confundan con nosotros.
El alcalde Julián Castro, de origen mexicano como su nombre y su fisonomía indican, contestó que no. No hay motivo de preocupación. Al contrario dijo la crisis en México empieza a traernos muchos beneficios, pues ya son miles de familias de personas ricas y poderosas que huyen de México. La derrama económica que generan será de enorme beneficio para el desarrollo de la comunidad. Ya no sólo vienen al shopping, ahora vienen a comprar sus casas y a iniciar negocios. Un abogado de migración dijo que él sólo recibió en agosto a 50 familias mexicanas que quieren arreglar sus papeles migratorios. El éxodo es generalizado. La paranoia crece con las noticias de la nueva barbarie. Nadie pone orden. La imagen sigue deteriorándose y nadie sabe si existe una estrategia para enfrentar este nuevo daño colateral de la incomprensible guerra que "vamos ganando", pero con la que todos pierden.
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Publicado en Excelsior