jueves, 9 de febrero de 2012


Yo, ciudadano
La Asunción
Gustavo Martínez Castellanos
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El temblor del 10 de diciembre que dañó nuestra iglesia de La Asunción expuso su importancia para Guerrero, sobre todo por lo urgente de sus reparaciones. Supimos de inmediato que una de sus torres tendría que ser demolida. Y, más tarde, que todo el templo había quedado en mal estado. Sin embargo, la consternación que esa noticia causó –y la de los muertos por el temblor- fue opacada, dos días después, por el asesinato de los estudiantes normalistas. Así, la relevancia de La Asunción volvió al olvido.
No es una obra arquitectónica de altos vuelos, y si su sencillez la inclina a lo humilde también la eleva a lo luminoso. Durante muchos años, sus pequeñas torres, fueron los edificios más altos de la capital del estado, incluidos el ayuntamiento y el actual museo regional, todos de estilo neoclásico, pero los tres, al mismo tiempo, quedaron atrás en el último cuarto del siglo XX ante el ex palacio de gobierno (hoy, Palacio de la Cultura).
Aún con eso La Asunción no perdió luminosidad ni modernismo, fruto de una época de practicidad más que de recogimiento, su diseño y su color exterior la distinguen. Así, aún en este siglo, sobrecogido por el tañer de sus campanas, Chilpancingo adquiría con La Asunción el señorío de una comarca opulenta y revenida en sus costumbres.
Pero mucho de eso le viene del hecho de que La Asunción tiene un lugar en la cordillera de templos que entraron a nuestra historia nacional como recintos en los que se dieran actos significativos en la conformación de lo que México es.
Desde ser testigos de uno de los más silenciosos cismas de la Iglesia en la erección de una constelación de clérigos rebeldes que levantarían pueblos y aldeas decididos a arrancar de raíz el sistema de opresión que esclavizaba al continente; hasta refugio de muchos de ellos en momentos cruciales.
Salidos de templos católicos y vueltos a ellos lo fueron las señeras figuras de Fray Servando Teresa de Mier, Pablo Delgado, José María Mercado, Mariano Matamoros, Miguel Hidalgo y Costilla y José María Morelos y Pavón.
En ese devenir, existe un salto significativo en nuestra historia: de las muchedumbres enardecidas de Hidalgo en el atrio de la iglesia de Dolores al Congreso de Morelos en La Asunción, México cierra una etapa y abre otra: la de su primera la legalidad.
Templo y monumento histórico. Lugar en el que se amalgaman la fe divina y la fe en las leyes humanas; La Asunción es, antes que otros templos del territorio guerrerense, también un símbolo de nuestra idiosincrasia: pequeña catedral en ciudad capital.
Y viceversa.
Que por acción de la naturaleza pudiéramos perderla, sería una desgracia. Que ni autoridades ni intelectuales pugnen por su pronta reparación, su conservación y el estudio generalizado y profundo de todos sus significados, resulta una afrenta.
Un temblor sacudió, por un momento, esa desidia, no debemos esperar a que otro nos haga ver el inmenso valor que tuvimos y dejamos perder. Aún estamos a tiempo.
Nos leemos en la crónica gustavomcastellanos@gmail.com
http://www.culturacapulco.com/; http://culturacapulco.blogspot.com
Una felicitación al Instituto Guerrerense de la Cultura por el tremendo avance en la dramaturgia estatal: ponerle nombre a la sala de un teatro en el que no se presenta ningún drama desde hace mucho tiempo. Y que el nombre impuesto sea de un íntimo amigo del ex director de cultura José Dimayuga y del reportero de El Sur Carlos Montezuma. Bravo.

lunes, 6 de febrero de 2012

Yo Ciudadano, de Gustavo Martínez Castellanos (febrero2012)

Yo, ciudadano

Apreciable C. Frausto IV, Diálogos
Gustavo Martínez Castellanos
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Una reacción a mis últimos envíos vino de Efectoespejo.com, (blog que suele publicar mis textos) que esperaba que mi envío pasado cerrara el círculo de ‘comadres de lavaderos’ y obtener nuevas entregas culturales, literarias y criticas verdaderas a la falta de promoción de este ramo en el estado de Guerrero. Tal postura sólo puede ser resulto de la falta de parámetros de análisis en Guerrero para entender el trasfondo que un texto como el de Salinas encierra; y, la distancia que priva entre quienes usan los presupuestos de cultura para sus proyectos personales (y de grupúsculos) y quienes pugnamos porque esos recursos lleguen a todos los guerrerenses; sobre todo a los más necesitados.
En éste envío me apeno de decepcionar a Efectoespejo.com, con el que he mantenido una relación de cordialidad hasta ahora. Pero, a cambio, les ofrezco una solución a sus expresos requerimientos de nuevas entregas culturales, literarias y críticas verdaderas a la falta de promoción de este ramo en el estado de Guerrero: que pague por ellas. Así, cubrirán sus necesidades y además apoyarían con recursos al talento literario local. Vale.
Otra reacción se refiere al Diplomado de Literatura que hoy empezó; su remitente estaba indignado de que le pidieran “una firma de un escritor que me legitimara”, pero se negó “a correr a buscar a Citlali, Jeremías o Salinas”. “Había muchas dudas sobre quién iba a escoger a los participantes y con qué parámetros”, Pero, a pesar de que “la gente de Citlali quería 25 ‘escritores’, la mayoría de los que ingresamos, ni llevamos sus firmas, ni somos de su grupo; y como éramos muchos no les quedó otra que aceptarnos a todos”.
El envío también expone la doble moral de los organizadores: en un Diplomado Anterior (Historia del Arte) mi remitente afirma que “Citlali no lo culminó porque la corrieron” y “la otra busca amigos que le corrijan sus novelas y cuentos”. “A Antonio Salinas lo impusieron con su proyecto para acceder al diploma porque no asistía”. Pero no sólo ellos tenían privilegios: “Otros, a pesar de que les dieron oportunidad de firmar sus faltas ni así obtuvieron el diploma; entre ellos Areli Eunice”; “a Juan Carlos Moctezuma (reportero del El Sur) y a Misael (Habana), les concedieron, por no sé que razón, asistir cuando pudieran”. Y lamenta que ahora “a nosotros, ‘la junta’ (coordinada por Ciltlali e Iris García) decidiera que seremos tratados con estricto rigor en el tiempo, entrada, salida, trabajos, aprobar las 18 materias etc., y nos hicieron firmarlo.” A pesar de todo, mi remitente se congratula porque “nos aceptaron a todos, nuestros méritos pesaron más (…) porque siempre cumplimos” y me agradece que me haya ocupado del tema.
El envío es una radiografía de la corrupción que asfixia al IGC, y explica por qué anteriores gobiernos del estado nunca confiaron en Citlali. De paso, advierte a la federación sobre su cacicazgo cultural, a cuyo servicio se ha puesto El Sur, que el jueves 26, hizo ver a Iris García en sus declaraciones como si por ella esas personas hubieran sido aceptadas en el diplomado; cuando ella y Citlali las habían discriminado desde el principio.
Que el INBA no haya caído en su juego es sólo un paso. Ahora es necesario que con el CONCACULTA vigilen que los beneficios que traen a Guerrero lleguen a todos los guerrerenses. Sobre todo a aquellos que más lo necesitan. Y no sólo a las mafias. Ya basta de que Guerrero sea un estado con muchos rezagos y demasiados caciques.
El segundo escrito llegó firmado con el seudónimo “Ramiro Montoya Lucas” quien me pidió que lo publicara con ese nombre; dice así:
“No sé si esta personita que funge como Directora del IGC merezca que sigamos gastando tinta, pero su actuar y el de sus subalternos, resulta preocupante. Del 3 al 10 de diciembre del año pasado se desarrolló en Taxco la 74ª edición de la Feria Nacional de la Plata, con una lamentable organización y peor desarrollo.
“Este evento cuesta 3 millones de pesos al pueblo de Guerrero; el espantoso elenco artístico, de tercer nivel: ‘Patita de perro’, ‘Ten tops’, Natalia Lafourcade, Edith Marqués, Lila Downs, (la excepción); todos contratados por un tal Manolo Zepeda, promotor de artistas que se siente ‘bordado a mano’. Él, y a empujones, trató de evitar que los periodistas que el IGC invitó a la ceremonia de clausura tomaran fotos y prácticamente los corrió del evento; Bernardino García Calderón de RTG y Alejandro Gómez Sotelo de Diario 21 poseen las pruebas en audio del comportamiento de Manolo Zepeda.
“La catástrofe inició en la ceremonia de inauguración, cuando funcionarios del IGC apartaron con personificadores lugares para los funcionarios. Continuó con el hecho de que cambiaran la hora de inicio a las cuatro de la tarde para esperar a la Secretaria de Turismo, Gloria Guevara Manzo y a esa hora la Plaza Borda semivacía hizo que el gobernador se mostrara visiblemente molesto y preguntara por los responsables de esas decisiones; ya que también originaban que el escenario impidiera que el público apreciara el espectáculo. Ángel Aguirre lució sumamente molesto durante toda la ceremonia.
“Días antes, en una gira, el gobernador había dicho que la Feria de la Plata, este año, sería única, con artistas de primer nivel y muchos intelectuales. Pero Alejandra Frausto había decidido otra cosa: “a mí me gusta mucho ‘Patita de perro’, dicen que declaró.
“De esta Feria Nacional de la Plata sólo lucieron los concursos tradicionales, que organizó Martha B. Mejía Domínguez, el palo encebado y pintorescas carreras de meseros, de lechones, de triciclos, de encostalados. (En la carrera de burros Manolo Zepeda, Citlali y Alejandra Fraustro tuvieron empate).
“Sin embargo no todo termina ahí: el IGC aún no liquida los adeudos que tiene con hoteles y restaurantes taxqueños. Lo que faltaba: salieron pillos. Ojalá pronto se larguen”.
Por supuesto, “Ramiro Montoya Lucas” no sabe que Alejandra Frausto acaba de traer a Acapulco a Nacho Rodríguez Bach con un espectáculo llamado “Limón Partido” del que nunca sabremos su precio y cuál es el servicio cultural que presta a los guerrerenses. O si lo trajo sólo porque a ella le gusta (como “Patita de perro”). En la inauguración declaró que “Limón partido es un evento para interactuar y ser partícipes de una experiencia verdaderamente inolvidable”. Esperamos que no sea como las que sufrimos a diario entre marchas, descuartizados y balaceras que son, también, verdaderamente inolvidables.
Con “Limón partido” Alejandra Frausto está en la misma tesitura de Gloria Sierra que siendo Secretaria de Desarrollo Social trajo a un costo altísimo unos dinosaurios, los puso en el museo La avispa y declaró que era “para que todos los niños se divirtieran”; cuando Guerrero ya tenía el municipio más pobre de América Latina y en las siete regiones había -y sigue habiendo- niños que mueren de hambre y de enfermedades cuya raíz es la miseria.
La corrupción, frivolidad, torpezas e incoherencias que privan en el IGC, según estos envíos de mis lectores, apuntan a que esa dependencia se ha convertido en el coto de poder de unas cuantas personas que la usan para su beneficio particular. Es tiempo de que el gobierno del estado inicie una limpia e impida que el cacicazgo que ahí se erige eche por tierra la confianza que la federación empieza a poner en Guerrero en materia de cultura. Y que, además, sus recursos sean desviados para comprar favores políticos en estos comicios.
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Nos leemos en la crónica gustavomcastellanos@gmail.com
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