En su columna Cosmos, que aparece en la edición del Diario de Guerrero del 15 de agosto de 2008, el periodista Héctor Contreras Organista escribe la siguiente nota de interés cultural para nuestro Estado de Guerrero:
COSMOS
Por: Héctor CONTRERAS ORGANISTA
Como un alentador y valioso testimonio de que hay guerrerenses que se siguen preocupando por preservar la música de nuestro estado y hacen hasta lo imposible porque no desaparezca, tenemos el valioso ejemplo del profesor Juan Carranza Soriano, quien, semanas atrás, en Durango, al entregar su responsabilidad como Presidente del Instituto de Investigación y Difusión de la Danza Mexicana obsequió –entre otro valioso material impreso- a cerca de mil maestros de esa especialidad, un disco que vale oro, y cuyo título es “Maestros Músicos Guerrerenses”, producido por la institución que hasta ese día dirigió, por espacio de tres años.
La obra, hay que decirlo con todas sus letras, corresponde a una muy amplia investigación que sobre la música guerrerense llevó a cabo, por varios años, el maestro Thomas Stanford, distinguido y reconocido investigador internacional quien anduvo en Guerrero, pueblo por pueblo conociendo “in situ” las obras musicales de nuestros paisanos. Tal vez su peregrinar fue de feria en feria y de rancho en rancho, logrando, al fin, capitalizar la grabación de un disco de muy alta calidad y de contenido incomparable, porque en él se conjugan las expresiones musicales de algunas regiones de nuestro estado de Guerrero que prácticamente habían desaparecido.
El investigador logró rescatar en “grabaciones de campo” algunas chilenas de Cruz Grande y Ometepec, como por ejemplo “Las Torcazas”, “La Sanmarqueña”, ejecutada en una versión diferente a la que se conoce, “La Indita”, “La Petenera”, etcétera. Y lo mejor, es que capta voces y guitarras, y en ocasiones arpas y otros instrumentos de los artistas del pueblo, voces inconfundibles de esa región costeña, claras y precisas de lo que los juglares de nuestro pasado querían decir con sencillez pero con mucho sentimiento mediante su lírica. De la región de la Costa Chica, el maestro Stanford viajó a Tixtla, y ahí obtuvo de los artistas locales la letra, la música, la cantada original de nuestro pueblo, las voces de nuestra gente, con su música en primera intención, lo que conforma esa gama musical alegre, única de la preciosa ciudad cuna de Don Vicente Guerrero.
Podemos escuchar en el disco, con deleite, sones como “La Calandria”, “El Palomo”, “La Iguana”, “La Camisa” y otras, en la interpretación de sus propios autores o arreglistas, lo que por sí mismo representa un tesoro musical invaluable. Hay canciones de la Costa Chica como “El Bravero”, o “Ay, Milonga”, que corresponden a una etapa de música prácticamente olvidada, pero que gracias a este esfuerzo reviven, se actualizan y se obsequian como uno de los mejores regalos regionales a las nuevas generaciones, a fin de que los bohemios actuales se hagan de ellas como sus intérpretes y las preserven.
Viene grabada en ese disco “No Vuelvo a Amar”, aquella vieja canción de Vidal Ramírez, el padre del también compositor Indalecio Ramírez (El Indio de Igualapa)”, que dieran a conocer los célebres “Cancioneros del Sur” hace por lo menos 50 años, pero esta vez, en las voces y guitarras de Juvencio Vargas, de Julián e Ignacio Magallón. La chilena de Vidal Ramírez se escucha completa, porque la grabación no lleva sentido comercial. y en consecuencia no tiene que ser recortada como sucedió hace medio siglo.
Luego de deleitarnos escuchando todas esas valiosas joyas de la música guerrerense, uno se pregunta, ¿por qué los gobernadores del estado insisten en colocar en los cargos públicos, de donde deberían emanar cascadas de sensibilidad artística a favor de la difusión de la música, la composición, la pintura, la poesía, etcétera, a improvisados y advenedizos que sólo vienen a Guerrero a ver qué se llevan y no se coloca en esos cargos a personas que conocen, valoran y difunden, a pesar de sus precarios recursos, todo ese potencial musical que es el que identifica a Guerrero como emporio de arte en el sur de México?
Felicitaciones al brillante maestro Juan Carranza Soriano, a su talentosa esposa Conchita Bello, al maestro Thomas Stanford, al diseñador Sergio Rangel Carbajal, y a los promotores del proyecto, los respetables maestros Efraín Vélez Encarnación y Raúl Vélez Calvo. Ese material tendrá que re-grabarse y publicitarse ampliamente. Un tesoro de ese tamaño no puede ni debe quedar abandonado y mucho menos que no lo conozcan nuestros paisanos en toda la geografía guerrerense.
http://www.diariodeguerrero.com.mx/CGI-BIN/diariodegro/columnas/show_column.php?data=cosmos&lastid=8 [Consulta del 15 de agosto de 2008]
No hay comentarios:
Publicar un comentario