domingo, 6 de noviembre de 2011

Las instituciones guerrerenses

XAVIER CARRETO A. 
¿EN DÓNDE ESTÁN LAS INSTITUCIONES GUERRERENSES?
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En una parte de su libro Por eso estamos como estamos, la economía política de un crecimiento mediocre (Editorial Debate, México, 2011), Carlos Elizondo, un académico excepcional, comenta el caso de los mexicanos ricos que por la inseguridad han abandonado Ciudad Juárez para irse a vivir a El Paso, Texas. Precisa que mientras en la ciudad chihuahuense se vive en la incertidumbre de la violencia, la texana es una localidad apacible con índice de homicidios bajo, aquí el narcotráfico se expresa de forma diferente pues no desafía a la autoridad; en cambio en Juárez la compran o la matan sin mayores consideraciones. No se puede alegar, dice Elizondo, que sea un problema de cultura, ya que en los dos lados de la frontera sus habitantes son principalmente mexicanos, la diferencia está en cómo funcionan las instituciones.
Este ejemplo, en mi opinión, explica en parte lo que nos está pasando en Guerrero y en su ciudad más importante: nuestras instituciones son deficientes en su funcionamiento, empezando por el gobierno estatal, con sus tres componentes Ejecutivo, Legislativo y Judicial. El poder Ejecutivo tiene la mayor responsabilidad para mejorar las condiciones de vida de los guerrerenses y velar por sus intereses, no nos referimos sólo al actual gobierno sino de manera general a quienes han ocupado esta responsabilidad en las últimas tres administraciones, ya que en esta época se aprecian con mayor nitidez, entre otras limitaciones, las ineficiencias y deshonestidad en los ejercicios presupuestales, particularmente en los rubros en los cuales más se gasta como educación, salud, seguridad e infraestructura. Así como la falta de voluntad política.
En el caso de educación que es a donde va la mitad del presupuesto, y éste se destina en un 98 por ciento al pago de la nómina, por lo cual es un recurso mal aplicado, pues, como lo sabemos la mayoría de los guerrerenses, nuestros profesores no cumplen con su trabajo al utilizar cualquier pretexto para no hacerlo, en este año escolar las cosas se han llevado al límite: hay escuelas que prácticamente no han iniciado el año escolar después de dos meses y medio. Esta es una deficiencia de siempre, no ha habido un gobernador o secretario de Educación que los meta en orden y tampoco parece importarles el asunto, aunque conozcan los malos resultados que se tienen cuando es evaluado el desempeño magisterial.
No quieren meterse en problemas con la profesora Gordillo y tampoco quieren enemistarse con la disidencia. El ejemplo más reciente de este contubernio es el anterior secretario de Educación, quien ocupó el cargo todo el sexenio, ahora ha sido nombrado Presidente de la Comisión Nacional de Elecciones Internas del Partido Nueva Alianza, franquicia propiedad de la dueña del SNTE.
Una solución drástica pero efectiva para que los profesores trabajen es no pagar a quien no cumpla y cubrirles el aguinaldo de 90 días, que no merecen, proporcionalmente al tiempo laborado como se hace en cualquier empresa privada, en las cuales se pagan por ley 15 días al año. Por cierto, en las escuelas privadas los maestros ganan menos y trabajan más.
El Sistema Educativo Estatal, por su operación, es la institución guerrerense más cara y menos eficiente. Para superar esta situación se requiere, entre otras cosas, profesionalizar al magisterio, empezando por su formación inicial; asignación de plazas de directores e inspectores mediante concurso público y quienes desempeñen estos cargos no sean sindicalizados; evaluación sistemática que los incluya a todos, y reconocer a los mejores, así como sancionar desempeños irresponsables.
Por otro lado, revisar todas las plazas para transparentar si se ejercen en los centros de trabajo y acabar con los comisionados sindicales, en oficinas administrativas o en cualquier otro lugar que no sea una escuela para disminuir el déficit de las plazas sin techo presupuestal o reasignarlas según las necesidades del servicio; asimismo, revisar los turnos vespertinos en algunos hay más maestros que alumnos. También que los padres de familia asuman la responsabilidad de exigir el cumplimiento del calendario escolar y se preocupen más por sus hijos.
Los maestros tienen derecho a protestar pero sin dejar a sus alumnos sin clase, quienes laboren por la mañana que lo hagan en la tarde y los del turno vespertino por la mañana; los de doble plaza tiene el sábado, el domingo y los días festivos para exigir el cumplimiento de sus derechos laborales. Si se trata de mostrar músculo, como se dice ahora, juntos pueden expresar su inconformidad en los recesos de fin de año, semana santa o en el verano. Entonces los profesores tendrán la R de respaldo y no de reproche como sucede actualmente.
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Consulta en:
http://www.lajornadaguerrero.com.mx/2011/11/06/index.php?section=opinion&article=002a1soc

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