CACIQUISMO Y PODER POLÍTICO EN GUERRERO.
Zenaido Ortiz Añorve
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Resumen
El tema de los caciques ha sido muy recurrente en las investigaciones de la ciencia política, sin embargo, hace falta reflexionar y profundizar en el sentido de que estos actores han evolucionado y cambiado, ya que anteriormente los caciques se caracterizaban como principales intermediarios entre lo local y lo global (es decir, entre lo municipal-estatal-nacional), estos caciques pueden ser caracterizados como “tradicionales”, es decir, aquel cacique que obtenía su poder en gran medida gracias al acaparamiento de la producción en el ámbito local que le generaba un poder económico y que lo cristalizaba en lo político, dotándolos también como intermediarios políticos. No obstante, los caciques han cambiado adecuándose a los tiempos actuales, pues ahora los partidos han desplazado su función de intermediarios y mediadores, pero no han desaparecido, ya que estos caciques se han apropiado de los partidos políticos conformando grupos de poder.
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Introducción
El tema del caciquismo ha sido abordado por distintos autores, permitiendo hacer una caracterización de estos actores como intermediarios dentro de las estructuras del sistema político mexicano.
En este sentido, me parece relevante retomar el tema del caciquismo planteándome una interrogante que intentaré responder a lo largo de la discusión. La pregunta que estoy planteando es ¿existen caciques o neo-caciques en el México contemporáneo?
Además el fenómeno del caciquismo permite comprender la dinámica de la lucha por el poder dentro del ámbito local, ya que los caciques habían tenido, dado su origen histórico, un carácter de intermediarios y/o mediadores políticos, generalmente considerados como aquellos “que operan en el mundo informal de la política, a la sombra de la legalidad” (Hesles, 1998: 28).
Para responder la interrogante planteada, analizaré de manera breve el origen de los caciques, para enseguida pasar a la conceptualización de lo que es un cacique y la discusión en torno a un neo-cacicazgo. La última parte del ensayo contempla una mirada, de manera breve, sobre el fenómeno del cacicazgo en Guerrero.
El origen de los caciques
La palabra cacique proviene del vocablo Kasseque y es traducido al español como “cacique”, fue utilizado por los españoles para designar a las autoridades autóctonas de las repúblicas de indios, otorgándoles cierto poder, que incluso llegó a reconocerse oficialmente este término y de alguna manera fungieron como intermediarios entre las comunidades indígenas y las autoridades coloniales, ya que gozaban de presencia en la comunidad, aunque más tarde fueron desconocidos por el poder colonial debido al poder, no solo económico, sino también político que estaban acumulando.
Ahora bien, es necesario fijar la definición que manejaré con respecto al concepto de cacique, el cual entenderemos en el sentido que lo define Luisa Paré, cuando señala que puede ser definido, de manera general, como un fenómeno de mediación política caracterizado por el ejercicio informal y personal del poder para proteger intereses económicos individuales o de una facción. Esta protección de sus intereses la puede hacer mediante la ocupación directa de puestos políticos en el partido del poder o en el sistema administrativo y/o controlar a los que ocupan estos puestos, es decir, su presencia puede ser o no visible dentro de la estructura del poder, lo que importa es que ejerce un control político. (Paré, 1999: 36-37).
En este sentido, los caciques se han caracterizado por ocupar una posición, de manera funcional, en el entramado de la interdependencia, esta posición está sujeta a la estructura de la red, pero también, y sobre todo, a los recursos del Estado y del mercado de la sociedad más amplia en que se inscribe la clientela. En este sentido, la eficacia que ejercía el cacique, como intermediario, radicó en la habilidad para hacer circular recursos externos a una red que padece una deficiencia de los mismos, de esta manera, el cacique, logra distribuir, con base en un sistema de intercambio de bienes y servicios al interior, renovarlos y proyectar esta reciprocidad hacia otros entramados sociales (Hesles, 1998:30).
La finalidad que tienen los caciques, al desempeñarse en el ámbito político como un intermediario es, precisamente, la construcción de una clientela que puede garantizarle la creación de un capital social que se estructura en redes sociales que le garantiza un apoyo en determinadas acciones.
Este capital social está basada en el clientelismo político, definido como un sistema de relaciones interpersonales de manera asimétrica entre un patrón, que directamente provee protección, asistencia, patrocinio o mecenazgo a sus clientes quienes a cambio ofrecen lealtad y apoyo para promover sus intereses. Esto permite a los caciques crear una mutua interdependencia entre sus clientes y él como patrón, ya que ambos se necesitan. El primero, otorga recursos que pueden ser cargos públicos, trabajo, seguridad, permisos oficiales, influencias, relaciones sociales, etc. (Hesles, 1998: 29).Mientras que en el caso del segundo, lo que aporta es lealtad, fidelidad y sobre todo apoyo de manera que, en algunos casos,es incondicional. La relación que establece el cacique con su dependiente es de carácter recíproca, aunque asimétrica, es decir, desigual.
El poder que los caciques ejercen es identificado en algunos casos de manera informal, “la mano detrás del trono”, y desde luego no es independiente del poder formal u oficial, en cuanto logran ocupar de manera directa puestos del gobierno, en el partido y en el sistema administrativo, o en su caso llegan a controlar aquienes ocupan estos puestos (Paré, 1999: 37).
Cabe preguntarnos hasta aquí, como es que un cacique logra llegar a ser como tal, es decir, cómo es que acumula un poder que le permite manejar los hilos del entramado político de manera que convenga a sus intereses. Esta interrogante puede ser contestada por el simple hecho de que un cacique, en su proceso de formación, se inicia en algunos casos acumulando bienes económicos que necesariamente cristaliza en el ámbito político, dado que se ve en la necesidad de proteger sus bienes interviniendo de manera directa o indirecta en las decisiones políticas. Además que este poder económico les garantiza poder acumular de lo que hablábamos anteriormente, cuando señalaba que los caciques van constituyendo una especie de cliente política al proporcionarles algunos servicios o bienes.
De alguna manera, los caciques, de acuerdo a lo que he mencionado, se venían desempeñando como mediadores y/o intermediarios políticos, principalmente en las comunidades indígenas, además que eran utilizados para la penetración del capitalismo en estas comunidades, dado que para ello se requiere del control político, que sin lugar a dudas poseían los caciques (ver Pare, 1999: 37).
Sin embargo, hay que mencionar que el fenómeno del caciquismo se ha visto afectado por la penetración de los partidos políticos en las comunidades, originando que los caciques cambien su funcionalidad en las comunidades. Si antes los caciques eran intermediarios o mediadores políticos, ahora se han vuelto los representantes directos de los partidos políticos, sean de izquierda, centro o derecha. Esto lo han logrado gracias a la conformación de grupos de poder que de manera directa o indirecta dirigen ellos, logrando así controlar al partido que pertenecen.
Con lo anterior, podemos señalar que se está generando un neo-cacicazgo, ya que ahora el papel del cacique no es de intermediario, sino de un actor más, que interviene y, en algunos casos, posee y controla el poder local.
Pero, ¿por qué son neo-caciques?, bien, esta interrogante intentaré contestarla de manera sintética. Los caciques se caracterizaban por tener el control, casi absoluto de la región o municipio donde operaban, dado que intervenían en la toma de decisiones, al no existir más que un sólo partido de Estado, entiéndase por partido de Estado toda la década que ocupó el PRI en el poder tanto municipal, estatal y nacional. Otra de sus características es que los caciques poseían un poder económico basado en la acumulación de capital, extraído de los excedentes que obtenía gracias a la apropiación, control y acaparamiento de los productos emanados en el nivel regional o municipal donde estos caciques operaban.
Ahora bien, cuando el sistema dominante actual, el capitalista, se introduce en las regiones y comunidades del país, genera cambios notables en la vida de éstos lugares; como en las relaciones sociales y de producción, además de introducir la lógica del mercado. Esto conllevó a que los caciques perdieran su representatividad como acaparadores de las mercancías producidas en estos lugares, dado que se da la introducción de nuevos productos llegados del exterior y a los cuales el cacique no puede controlar, a pesar de que se introducen nuevos elementos queintervienen en la toma de decisiones. Uno de los elementos que se introducen en las regiones y comunidades, y que van a ser decisivos en el cambio de la toma de decisiones o canalizadores de las demandas sociales, son los partidos políticos considerados “mediadores entre la ciudadanía y la esfera estatal, a ellos corresponde decantar en un proyecto las aspiraciones de la primera; proyecto que, de imponerse por el apoyo mayoritario de la población y no por el uso de la fuerza, se convertirá en programa de gobierno” (Guillén, 1998: 50).De esta manera, al introducirse los partidos políticos, se desploma la figura del cacique como intermediario en los distintos niveles de la estructura del sistema político mexicano, ya que los partidos tienen un funcionamiento que se apoya en niveles distintos: a nivel municipal, el partido trata de ganar la alcaldía, o por lo menos algunos puestos dentro de ella; a nivel estatal, suma sus diputados, senadores y personal de la administración pública; esto conforma niveles de jerarquía de la militancia dentro del partido (Dehouve y Bey, 2006: 329).
Dado que su figura de intermediario es desplomada con la presencia de los partidos políticos, los caciques se ven en la necesidad de ejercer su poder que tienen o poseían participando directamente en los partidos. En los cuales llegan a conformar grupos de poder, llegando a convertirse en porta voz del partido al que pertenecen, dado que subordinan a los demás grupos que en su interior existen. Esto dota de una característica diferente a los caciques, ahora como dirigentes o lideres de algunos partidos políticos, como lo veremos más adelante.
Un bosquejo histórico del cacicazgo en Guerrero
El origen del cacicazgo en Guerrero tiene sus raíces en la época revolucionaria, cuando los caudillos surianos triunfan ante el poder del General Porfirio Díaz. La proveniencia de estos caudillos de familias como los Figueroa se trasladará a lo largo de los años perdurando en el poder gubernamental. De esta manera, desde que una junta de jefes revolucionarios nombra, el 16 de mayo de 1911, a Francisco Figueroa como primer gobernador revolucionario del Estado de Guerrero y, a su vez, este designa a su hermano Ambrosio como inspector de los cuerpos rurales del Estado, se inicia con ello la instauración de un cacicazgo que descansa en la fuerza para controlar el poder político y económico de la entidad (El Sur, 2009: 11).
Actualmente los Figueroa tienen una presencia en Guerrero con un poder que es innegable, recordemos que sigue siendo el mejor ejemplo de uno de los principales cacicazgos que mueve los hilos del poder, tomando decisiones en el interior de su partido, el PRI. Este poder tiene sustento en su participación en sucesos históricos de nuestro Estado, además el cacicazgo que iniciaron es resultado de la acumulación de un poder político que les permitió acumular un capital que les aseguró un poder económico.
El mantenimiento del poder por parte de los Figueroa se debe a un régimen que ha estado durante varios años (98 para ser exactos), basado en un sistema que mezcla los favores, la gestión y la amenaza, que les ha funcionado para el mantenimiento de la gobernabilidad sobre la sociedad suriana. No obstante, es tan alta la exacción y el saqueo, que las medidaspersuasivas, implementadas por los caciques, han tenido que ser apoyadas durante actos represivos (El Sur, 2009:11). Tal como sucedió en la década de los años sesenta y setenta, cuando se genera una lucha entre el gobierno y la sociedad guerrerense, con una guerra sucia que dejó miles de desaparecidos y muertos, inaugurando una década de violación constante a los derechos humanos.
Además, generó una respuesta violenta por parte de algunos sectores de la sociedad civil, que terminó con el surgimiento de movimientos guerrilleros en el Estado, como la aparición del Partido de los Pobres (PDLP) dirigido por Lucio Cabañas y la Asociación Cívica Nacional Revolucionaria (ACNR) dirigida por Genaro Vásquez, que declaran la guerra al Estado, no solo guerrerense, sino mexicano, dado el nivel de polarización socialy confrontación constante.
Esta constante confrontación propicia un clima de tención constante y a su vez da cavidad para que la sociedad se movilice en exigencia de sus derechos básicos, ya fuera de manera pacífica o mediante la lucha armada. Esto permitirá que la sociedad guerrerense sea un catalizador para 1988 con la defensa del voto, dando nuevamente origen y motivo a despertar ese Guerrero Bronco, que llega a la cima de la violencia con el acontecimiento que marcará nuevamente “el retorno a las armas”, con la aparición del Ejército Popular Revolucionario (EPR), tras la masacre de Aguas Blancas. Estos acontecimientos serán decisivos, ya quepresionan a la clase política en Guerrero, pues recordemos que Figueroa Figueroa es removido de su cargo como gobernador del Estado, lo cual asegura, sino una caída, si un desplome del cacicazgo que venía ejerciendo de manera constante durante noventa años, aunado a ello la presencia de fuerzas políticas que competían por la vía electoral y que cada vez acumulaban mayor fuerza y base de militancia.
A pesar de que el cacicazgo de los Figueroa se veía debilitado por la polarización social, pudieron asegurarse un sexenio más, que no duró mucho, aunque no necesariamente estuvieron ellos en el poder. Reflejo de ello es el triunfo que tuvo la izquierda en las elecciones de julio del 2005, con Zeferino Torreblanca Galindo que implicó una democratización del sistema político guerrerense, aun con todas sus críticas que se puedan hacer al gobernador en su función de representante “de izquierda”. Sin embargo, este cambio de partido en el gobierno, permite asegurar un debilitamiento en el sistema caciquil que prevalece en Guerrero.
Hemos analizado hasta aquí, de manera breve y sintética, el cacicazgo que han ejercido los Figueroa en nuestro estado, ya que si bien existen otros caciques en Guerrero, pero no han tenido la misma fuerza y capacidad de control que los Figueroa han mantenido hasta nuestros días, adecuándose a las circunstancias. Sin embargo, me parece relevante para los intereses de mi investigación que está en proceso, retomar aquí el cacicazgo desarrollado en la Costa Chica, particularmente en la región amuzga (que comprende los municipios de Tlacoachistlahuaca, Xochistlahuaca y parte de Ometepec) donde se ha incrustado un poder caciquil que detenta Aceadeth Rocha Ramírez (actual diputada por el PRI del distrito VI).
En este sentido, pasaremos al análisis del cacicazgo que ha ejercido esta persona en la Costa Chica y que permite comprender la dinámica de la lucha por el poder en el municipio de Xochistlahuaca, así como la constante confrontación que vive la sociedad amuzga.
Aceadeth Rocha Ramírez es una mujer que se asume como indígena y por lo tanto domina el castellano (español) y el ñomndaa (amuzgo), lo cual le permite tener una comunicación directa con sus paisanos. Su carrera política la inició fuera de su municipio, aunque es originaria de la región de la Costa Chica, ya que tuvo la oportunidad de ser en dos ocasiones diputada local por la vía plurinominal, con la cual inició el fortalecimiento de su carrera política. Su poder está basado en una red de relaciones que van desde lo local hasta lo nacional: a nivel local controla el PRI, con su hermano en la presidencia de este partido y con una red tejida así a las comunidades pertenecientes en el municipio basadas en una relación de clientela, pues otorga servicios y bienes a quienes la apoyan; a nivel nacional está identificada y guarda buenas relaciones con la lideresa del tricolor (el PRI) Beatriz Paredes Rangel (actualmente diputada federal por ese partido).
El inicio de su participación en la vida política del municipio de Xochistlahuaca la inicia de una manera muy curiosa. Dado que cuenta en su historia de vida que ella se decidió participar en el partido muy joven, porque su papá inició una lucha contra uno de los caciques de Xochistlahuaca, de nombre Rufino Añorve Dávila, quien asegura mando asesinar a su papá por desafiar su poder. Debido a esta situación, Aceadeth decide afiliarse al PRI. Curiosamente rápido se integró a las actividades del partido, puesto que fue comisionada como delegada del municipio que le facilitó relacionarse rápidamente con personas del partido a nivel estatal. De esta comisión obtuvo lo que ella misma relata “al llegar a Chilpancingo el presidente del partido me preguntó que cómo nos había ido, que así, todo perfecto y me lleva a la casa y pues yo me dije, pues ya me doy por bien servida, me dieron cincuenta pesos por venir ocho días a trabajar, cuando mi mayor sorpresa que me llama el presidente del partido, y me dice: oye Aceadeth ¿no estás interesada en incorporarte con nosotros?, no me lo dijo dos veces y en ese momento me fui […] (Gutiérrez, 2001:141).
Con estos antecedentes Aceadeth se asegura un cargo dentro del partido, iniciando como delegada municipal del partido, mas tarde coordinadora regional, distrital, después como coordinadora de la mujer campesina y se dedica de tiempo completo a la campaña para gobernador de Ruíz Massieu. La nombran subprocuradora Social de la Montaña y de Asuntos Indígenas del gobierno del Estado. Además, estos puestos le facilitan relacionarse con personas como Guadalupe Gómez Maganda y Beatríz Paredes Rangel, quien la invita a trabajar con ella después del levantamiento zapatista en Chiapas, y en la CNC se encuentra con Francisco Labastida. Así mismo, tiene la oportunidad de representar a la mujer indígena a nivel de Latinoamérica en Nueva York y Québec, siendo ponente en Guatemala y participa en eventos indígenas en Perú y Ecuador (Gutiérrez, 2001: 142).
Estos antecedentes le han permitido a Aceadeth llegar a ocupar el cargo de presidentamunicipal en Xochistlahuaca en dos ocasiones, la primera en el año 1999 al 2002 y en un segundo momento durante el periodo que comprende de 2005 al 2008, actualmente es diputada local por el VI Distrito.
Conclusiones
Después de haber realizado una breve descripción sobre el origen de los caciques y de analizar el caso específico en el contexto de Guerrero, como también un caso a nivel regional, particularmente de la Costa Chica, podemos asegurar, en base a los dos casos, que los caciques han cambiado transformándose de simples intermediarios políticos a líderes y representantes de los partidos, llegando a ser ellos quienes controlan el partido al que pertenecen. En ambos casos, resulta interesante que los caciques se conformaron mediante un poder político que fueron acumulando al incidir en la política; el primer caso, el de los Figueroa, obtuvieron su poder mediante un antecedente histórico, de participación en la lucha revolucionaria, lo cual les permitió acumular un capital político que lograron mantener durante años, reflejado en la ocupación directa de puestos dentro de la estructura gubernamental (tal como es el caso de la gubernatura del Estado).
En el segundo caso, el de Aceadeth Rocha, su poder político lo obtuvo mediante la participación desde la esfera más inmediata de la política, el partido a nivel local, hasta la ocupación de cargos de representación que mencioné. Los cuales le permitieron acumular una clientela política que utiliza y destina para los fines políticos de su grupo de poder, que a su vez controla el partido a nivel local y que se ha convertido en la máximaexpresión del mismo, subordinando a las demás facciones a su poder. Este poder político que acumuló Aceadeth le permitió contar con un capital económico que ahora canaliza para los fines políticos de su partido y grupo.
En ambos casos, tanto los Figueroa y el de Rocha Ramírez, se han convertido en una especie de neo-caciques, en el sentido de que ahora no son directamente los intermediarios entre los niveles de gobierno, sino por el contrario, son ahora quienes controlan al partido al que pertenecen mediante una red de relaciones que les permiten tener un poder transversal, lo cual les garantiza ejercer un control eficaz sobre la base de militantes.
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