martes, 17 de noviembre de 2009

Sobre el Plan de El Zapote

En el periódico PUEBLO aparece la siguiente nota en la columna SURREALISMO POLÍTICO fr Martín Martínez Olvera , en la edición del 17 de noviembre de 2009:
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Surrealismo político
Martín Martínez Olvera
Plan del Zapote, don Anselmo Bello
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El próximo año estará el país en las celebraciones del Bicentenario y del Centenario; Independencia y Revolución respectivamente, y sin duda todas las obras que se realicen en ese 2010 tendrán ya ese nombre desde ahora, en tanto la propia República se suma a una actividad que un comité organizador diseñó y que omite a esta entidad suriana en muchos aspectos.
La historia, lo sabemos todos, tiene dos lados, uno escrito por los vencedores y otro punto es el de los vencidos, pero existen también en hogares mexicanos historias que no han sido reconocidas ni rescatadas, una de ellas es la vida, la aportación de don Anselmo Bello, que en 1901 lanzara el Plan de El Zapote.
Este Plan es un antecedente importante en dos vertientes; primera que es formalmente uno de los primeros levantamientos en contra del dictador Porfirio Díaz; otra, que su esencia parte no de un hombre oprimido por las desigualdades en su persona, sino de un acaudalado que consideró que la situación de los mexicanos no era equitativa.
El Plan toma su nombre de un árbol del municipio de Mochitlán, lugar de residencia de don Anselmo Bello, un zapote al que se le atribuyen elementos curativos por cierto.
Bajo su sombra, don Anselmo habría reunido a muchos trabajadores de su extensa tierra –más de 400 hectáreas aproximadamente-, otros ciudadanos más que no coincidían con un gobierno dictatorial como el que ya representaba don Porfirio Díaz.
La esencia del Plan de El Zapote se sustenta en dos ejes: Reparto agrario y la No reelección. Y quienes participaban en él estaban dispuestos a tomar las armas para conseguirlo.
Pero la autoridad municipal de ese entonces redactó una carta al presidente Díaz alertándolo de una “insurrección”. Para reprimirla el presidente Díaz envía al teniente coronel Victoriano Huerta, y persigue a don Anselmo Bello, incluso utilizando el recurso de la denuncia a través de un precio que ponen a su libertad 20 mil pesos.
No prospera la denuncia, antes bien, ayudado por doña Eucaria Apreza, que en la ciudad de Chilapa se sumara a la idea de un gobierno distinto, a pesar también de ser terrateniente, don Anselmo sale de Guerrero y llega a los Estados Unidos, para después quedarse en Durango donde cambia de nombre, incluso se casa y pone a su descendiente el nombre de “Porfirio” para borrar indicios que dieran con él. El éxito de “borrar” la rebelión hace “merecedor” a Huerta del rango de General.
Cuando Francisco I. Madero lanza el Plan de San Luis, estos dos puntos prevalecen y la historia hace a un lado a este guerrerense y al Plan de El Zapote.
Este sábado, su nieta la profesora Georgina Villegas Bello, poseedora de los documentos que avalan toda esta historia y quien ha compartido con algunos historiadores de la capital los datos, en su Posada de la Paz, mostró en una exposición esta parte del jirón suriano.
Su búsqueda porque exista reconocimiento a la aportación de su abuelo no ha tenido mucho éxito, antes bien han utilizado los datos para sustentar en otros dichos esta historia, y los expone para convocar a las familias a que revisen cuál fue la aportación de sus antepasados a estas celebraciones, para que se muestren más allá del mismo reconocimiento que el gobierno federal otorgue y así juntos, recobremos la riqueza de la aportación de las mujeres y de los hombres de México.
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Nota consultada el 17 de noviembre de 2009 en:

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