domingo, 1 de noviembre de 2009

Sobre la Asociación Civil, Viva el Río Azul...

Viva el río Azul
Silvestre Pacheco León
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Organizaciones sociales en el país hay muchas y variadas. Las medioabientales son pocas y muy localizadas. En el estado de Guerrero, pese al atraso que lo caracteriza y que explica la existencia y proliferación de organizaciones sociales y productivas, cada día van abriendo brecha las ambientales.
Si bien los problemas de contaminación y deterioro de recursos naturales se observan asociados al crecimiento urbano, a menudo le preocupación social organizada se expresa más en el campo que en la ciudad, como muestra del impacto inmediato del deterioro ambiental en la vida de sus habitantes y por el crecido proceso de enajenación y alienación que viven los pobladores de la ciudad. Esos son los casos de los defensores del bosque, de los ríos y de los manglares en la Costa Grande, y Costa Chica.
Tierra adentro, en la región centro del estado, en el territorio que involucra al municipio donde se localiza la capital, va avanzando un esfuerzo organizativo de la sociedad civil con activistas de la zona urbana pero también de la rural bajo el concepto de cuenca hidrográfica. Se trata de la asociación Viva el Río Azul, con asiento en el municipio de Quechultenango, donde nace el río al que hace referencia su nombre.
Durante tres meses de éste año, la propuesta de organización de la sociedad civil para el rescate de la cuenca Río Huacapa-Río Azul, se cruzó entre académicos, investigadores, estudiantes, productores orgánicos, comerciantes, maestros, activistas y pobladores en general. En el itinerario de la organización se conocieron experiencias fallidas, se reafirmaron convicciones, se debatieron propuestas y, sobre todo, se multiplicaron las adhesiones al proyecto.
El principal problema detectado en torno al cual existe la decisión de influir, es el de las aguas residuales de la capital, Chilpancingo, que se liberan sin tratar al río Huacapa, corriente pluvial principal de la cuenca, que tiene un recorrido de más de 60 kilómetros antes de sumar su caudal al río Azul, tributario del Papagayo, el que transporta todo el aporte pluvial de la cuenca en el tramo final, hasta el Océano Pacífico, después de abastecer al puerto de Acapulco.
En el año 2000 el territorio de la cuenca donde se asienta esta nueva organización, contaba con una población total superior a los 250 mil habitantes de los cuales el 70 por ciento vivían en comunidades urbanas y el resto en 230 poblados menores a los 2 mil 500 habitantes.
Salvo la cabecera municipal de Quechultenango que cuenta con una planta de tratamiento suficiente para las aguas residuales de sus 6 mil habitantes, el resto de la población en la cuenca carece de esa infraestructura, situación que provoca una contaminación tal que las enfermedades gastrointestinales y las infecciones son las primeras y más frecuentes en la franja por donde corre el río Huacapa, amén de los residuos que van quedando expuestos en todo el trayecto, mismos que no se pueden borrar de la vista al recorrer el circuito turístico que hace 30 años se inauguró para incorporar los atractivos del río Azul a los paseos de las familias chilpancingueñas.
Además de la contaminación provocada por las aguas residuales vertidas al río Azul, el daño mayor se ha ocasionado a la actividad turística y, desde luego, a los pueblos que vivían de la prestación de servicios para los visitantes.
Pero la contaminación del agua no es el único problema que se vive con relación a éste vital líquido, sino su escasez que hace estragos principalmente en la ciudad de Chilpancingo donde la mayoría de sus habitantes se ven obligados a contratar viajes en pipas a un precio de 300 pesos cuando los usuarios del servicio pagan una cuota fija mensual de 30 pesos.
Aquí debo mencionar un caso que posiblemente ilustra el drama de la sed que padecen los habitantes de la capital del estado: el año pasado la exigencia ciudadana para el abasto de agua obligó a la Comisión Nacional del Agua a actuar contra los piperos que sin tener concesión para ello, prestan el servicio. La Conagua, obligada a investigar, descubrió que la fuente de abastecimiento que tenían los piperos era la propia red hidráulica de la capital cuyo costo y mantenimiento pagan los contribuyentes. Los comerciantes del agua hacían con la red hidráulica de Chilpancingo lo mismo que los ladrones de gasolina con los ductos de Pemex. Cuando los piperos fueron citados para pagar su infracción, éstos tomaron las oficinas de la Conagua y amenazaron que si el gobierno hacía efectiva la infracción, cuyo monto era de alrededor de los 200 mil pesos, ellos elevarían el precio de la pipa a 600 pesos y provocarían un descontento social de graves consecuencias para las autoridades. Ante esa presión la “sabia” decisión del gobierno fue recular en su pretensión, dejando a los usuarios como rehenes de la voracidad de los comerciantes del agua.
Sobre éste delicado caso, Viva el Río Azul sostiene que el agua es un bien natural cuyo acceso el gobierno está obligado a garantizarnos a todos, y a velar porque los llamados organismo operadores de los sistemas de agua potable sean eficientes y transparentes como base para exigir a los usuarios el pago justo por el servicio de captación y distribución domiciliaria.
Por otro lado, Viva el Río Azul, ha detectado que la contaminación del agua no sólo tiene su origen en la falta de tratamiento de las aguas residuales que se vierten a los ríos, sino en el uso indiscriminado de agroquímicos en la agricultura, con los que también se contaminan los suelos, en la existencia de tiraderos municipales que funcionan como incineradores, en lugar de rellenos sanitarios, y en la falta de educación para el manejo ecológico de los residuos urbanos.
En lo social, los pobladores rurales de la cuenca viven de la agricultura de temporal, del comercio, del turismo, y de la exportación de mano de obra. Las pocas áreas de riego, de baja productividad, están dedicadas al abasto de mercados foráneos, igual que la ganadería. Estas actividades ocupan menos de la mitad del agua que se capta. La mayor parte es para el uso urbano en las ciudades donde la población se emplea principalmente en la burocracia.
Para solucionar estos problemas, Viva el río Azul, ha determinado hacer patente la situación a toda la población de la cuenca a fin que haga conciencia de la emergencia ambiental, incluyendo a las autoridades de los tres órdenes de gobierno que tienen como una de sus responsabilidades garantizar el goce de un ambiente sano a los habitantes.
Por eso una de las tareas inmediatas de la asociación civil, fue presentarse ante las autoridades municipales para ofrecerles participar de manera compartida con la atención y solución a estos problemas. Con una coordinación que en ésta primera etapa resultó eficaz, Viva el Río Azul concertó, a través la presidencia de la comisión de recursos naturales del congreso local, una reunión con los ejecutivos de los gobiernos locales y con quienes operan el comité de cuenca de los ríos Huacapa y Azul. El resultado de esta acción ha sido el compromiso de los presidentes municipales de la cuenca para reunirse y conocer el diagnóstico y las propuestas de solución que se han estado trabajando con los funcionarios del orden federal y estatal, conjuntamente con los representantes de los diferentes sectores de usuarios y la sociedad civil organizada, donde ha quedado establecido que una de las prioridades es la atención al problema de los residuos líquidos y sólidos que requieren el establecimiento de plantas de tratamiento y rellenos sanitarios.
De manera paralela, la asociación civil integrada hasta ahora por alrededor de cien personas, trabaja en el propósito de educar a la población en el manejo ecológico de los desechos reciclables, para lo cual está promoviendo la separación de los desechos reciclables y el establecimiento, para ése fin, de centros de acopio en escuelas, iglesias, colonias y barrios con el objetivo inmediato de evitar que dichos residuos lleguen a los tiraderos municipales.
Viva el Río Azul ha organizado la recolección de esos desechos para que lleguen a las empresas sociales recicladoras donde pueden generarse empleos remunerados.Como sabemos que esta clase de iniciativas siempre encuentran personas que las quieran secundar, l@s interesad@s pueden escribir y contactarnos a vivaelrioazul@gmail.com
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