Obama, humildad democrática
Mario Melgar Adalid
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La proximidad de las elecciones convierte los caminos políticos en sinuosas y resbaladizas avenidas. Obama enfrenta ahora dificultades que nadie hubiera considerado cuando ganó la presidencia. La más reciente es la complicación por su trastabillante política racial. Nadie hubiera imaginado que el primer presidente negro de Estados Unidos enfrentara problemas de color. La explicación es que el color de Obama es solamente exterior, su alma es blanca como en la canción de Meta Guacha.
Hace un año exactamente, Obama tuvo que resolver aquel problema del policía que detuvo injustificadamente a un profesor negro de Harvard. Obama exclamó que el policía había actuado estúpidamente. Se incendió una hoguera que tuvo que apagarse con cerveza fría, compartida en la Casa Blanca por el policía, el profesor de Harvard y el presidente. Ahora, quien actuó estúpidamente fue el gobierno federal, impulsado por un video, preparado por Andrew Breitbart, experto en manipulaciones. Se trata del mismo blogger conservador que promueve videos contra la administración de Obama, a quien muchos republicanos consideran radical, musulmán y socialista. El Departamento de Agricultura, sin averiguación previa, cesó a Shirley Sherrod, cabeza de la oficina del Departamento de Agricultura en Georgia. Aparentemente había discriminado, hacía veinte años, según el video, a unos agricultores blancos.
La misma National Association for the Advancement of Colored People (NAACP), la más importante en salvaguardar los derechos de los afroamericanos, se fue con la finta y aplaudió el cese de Sherrod. Esa organización fue creada en 1909 para enfrentar la violencia racial, se ocupó de ir en contra de la educación separada y logró que la Suprema Corte erradicara la segregación racial en Estados Unidos. Al final de la II Guerra Mundial, la NAACP apeló al mundo a través de la ONU, al declarar que no era la Unión Soviética la amenaza a Estados Unidos, sino Mississippi. Algo como decir en México que el peligro no son los narcos sino el gobierno que no sabe cómo combatirlos. Con todo y su legendario pasado se equivocó y condenó a Sherrod.
Se les olvidó que el video fue manipulado, no recordaron quién es Sherrod y lo que representa. Su padre fue asesinado en 1965, seguramente por razones raciales, por un hombre blanco que nunca fue procesado. A partir de entonces, decidió dedicar su vida a la lucha racial. Casó con el reverendo Charles Sherrod, líder del movimiento de derechos humanos y cofundador del Comité Coordinador Estudiantil No violento. Las personas blancas que supuestamente habían sido discriminadas por ella, salieron a la luz para declarar que sin su ayuda hubieran perdido sus parcelas agrícolas. Que era una funcionaria ejemplar.
Ante tal evidencia y el arrepentimiento de la NAACP, el gobierno tuvo que pedir perdón con enorme pesadumbre por haberla obligado a renunciar. Le ofrecieron nuevamente su trabajo. Ella declaró que en realidad lo que hacía falta es que Obama le hablara por teléfono. Al enterarse éste, le llamó inmediatamente por teléfono. Le explicó durante siete minutos su pesar y le aseguró el sincero arrepentimiento del secretario de Agricultura.
El asunto parece zanjado. Da una enseñanza democrática: la capacidad para reconocer una equivocación, saber pedir una disculpa y enderezar el rumbo extraviado. Entre nosotros, uno de los peores legados del viejo régimen fue la arrogancia para jamás aceptar un error. Legado que recibieron Fox y Calderón, del cual el PAN no ha podido desembarazarse y ha acrecentado. La gran mayoría de los mexicanos sabemos que la estrategia de Calderón contra el crimen y la violencia está equivocada. Sólo el gobierno y el PAN piensan que no. La rectificación de Obama y de su gobierno es un buen ejemplo de humildad democrática que tanta falta hace en nuestro país.
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Publicado en Excelsior, 28 de julio de 2010.
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