martes, 14 de septiembre de 2010

Algo para festejar, en estas fiestas patrias


Algo para celebrar
Mario Melgar Adalid
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La cercanía del aniversario de la Independencia ha provocado un estado emocional que tiene a los mexicanos a flor de piel. Entre tantos desacuerdos, al menos llevar la fiesta en paz mostrará que la concordia es posible y el optimismo puede volver a renacer. No todo está podrido en Dinamarca.
Mi amigo Alejandro Cea, ejemplar maestro de la educación rural, me comentó que su celebración familiar de nuestras fiestas consistirá en festejar, reflexionar y en algo cambiar. Leer algo sobre la Independencia, adornar la casa -dice que resultó charro, pero ya está-. Prohibido oír a los Beatles, pura música mexicana. Las mujeres asumieron el compromiso de cocinar, nada de taquizas, pura comida mexicana de alta calidad. Dice Alejandro que sus festejos durarán tres días. Nos reuniremos, me escribe, en la vieja casa familiar en el centro de la ciudad, "ahí comeremos, cenaremos, etcétera. Si de plano no se puede, para eso está la tele. Invitamos a un par de amigos historiadores a dar una plática para desempolvarnos o iniciar conocimientos."
Mexicanos destacados por sus enormes fortunas y miembros de la comentocracia han echado varios piales con alto grado de emotividad. Otros, como Héctor Aguilar Camín, han propuesto que ya no se hable de lo malo que pasa.
No se trata de evocar solamente el mole de la abuela o recitar los versos de López Velarde, pero sí de encontrar razones objetivas para fundar el optimismo. No es fácil invocar la ilusión. Sin mando, sin capitán en el barco, sin control, el pesimismo reina.
Las recientes comunicaciones públicas de personajes como Carlos Slim, Lorenzo Zambrano, Manuel Arango y Harp Helú, que han tenido aversión histórica a la publicidad, tampoco son la única solución.
El gran costo colateral de la guerra contra el crimen organizado es perder la confianza en México.
Algunos proyectos en el mundo de los negocios internacionales muestran que nuestro país es ahora una inmejorable opción para invertir.
Un número importante de proyectos, originalmente diseñados para realizarse en China, se han definido a favor ciudades mexicanas, particularmente de la frontera norte.
El boletín mensual que produce el despacho binacional de abogados Cacheaux, Cavazos & Newton, Mexico Report (http://www.ccn-law.com/es/ccn-mexico-report) contiene algunos datos que son tanto o más alentadores que los sabores y los colores de los moles oaxaqueños que se evocan en las celebraciones centenarias.
Finalmente las inversiones extranjeras en México, en el mundo global del siglo XXI, significan empleos, impuestos, desarrollo, innovación tecnológica, elementos de la independencia y soberanía globalizada.
Un artículo de Thomas Black y Carlos Manuel Rodríguez, publicado por Blomberg, explica por qué México es mejor opción que China.
Ejemplos: Cessna determinó que resultaba mucho más eficiente establecerse y, posteriormente, expandirse en el norte de México que hacerlo en Asia. Cessna fabrica aviones en la ciudad de Chihuahua. Sus instalaciones han crecido diez veces su tamaño original.
Otras empresas como Whirlpool Corporation cerraron una planta en Indiana y trasladaron su mayor actividad a su planta de la ciudad de Monterrey.
Polaris Industries tomó una decisión similar y escogió también a Monterrey para construir una planta de vehículos todo terreno, para enviarlos al sur de Estados Unidos.
La empresa Flextronics International Ltd., asentada en Singapur y que produce teléfonos móviles, autopartes y productos médicos, está considerando seriamente a México en lugar de China, según declaró su presidente ejecutivo (CEO) Michael McNamara.
Alejandro Cea, buen mexicano como la gran mayoría, propone lo que todavía hay tiempo para hacer.
Un homenaje a nuestros antepasados que no tienen la culpa de lo que pasa, pero cuyo ejemplo nos permitirá salir del hoyo, como sin duda saldremos.

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