miércoles, 11 de mayo de 2011

Sobre Osama Bin Laden

En la edición del 10 de mayo de 2011, EXCELSIOR publicó la siguiente nota:
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A la una, a las dos, a las tres

Mario Melgar Adalid
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Después de la muerte de Osama bin Laden, un clima de moralina inundó a Estados Unidos. Los partidarios de Obama creen que hizo lo correcto y sus opositores piensan que no debería confundirse justicia con muerte a mansalva. De hecho se ha dado un debate sobre justicia, venganza y muerte. Lo único correcto ha sido la posición serena y equilibrada de Barack Obama, para no hacer del asunto una fiesta nacional.
El día del anuncio, los Filis, el equipo de beisbol de Filadelfia, cuna de la Independencia estadunidense, recibían a los Mets de Nueva York. El juego se fue a extra-innings, el sueño del aficionado como narraba el Mago Septién. En la novena entrada, el juego empatado a una carrera, el público que casi llenaba el estadio, dejó de prestar atención para enterarse por la comunicación cibernética de cada espectador, del anuncio de la muerte de la cabeza visible-invisible (por lo menos hasta ese minuto) de Al-Qaeda.
La algarabía fue tal que semejaba algo como el anuncio de que Estados Unidos le había ganado a Brasil la final de la Copa Mundial de Futbol. Se escucharon los gritos de la multitud: ¡USA, USA, USA! El juego se detuvo por unos instantes, pues en el terreno nadie, como el propio Bin Laden, sabía de la misión de los Seals. Ganó Estados Unidos en Pakistán y luego perdieron los Filis en la entrada 14.
El acontecimiento tiene un gran contenido político. Será determinante para que el presidente de Estados Unidos se reelija en 2012. La economía también jugará un papel crucial, pero si las elecciones fueran hoy, Obama ganaría la reelección.
Lo que también ha generado el golpe a Bin Laden es que el público estadunidense se dio cuenta que sí tienen capitán en el barco.
Atacado duramente por los republicanos, el Tea Party, Obama parecía naufragar ante complejos problemas de todo orden.
Ya se los había anunciado el ex vicepresidente Cheney, cuando bautizó a Obama como la Florecita de Hawai, de quien dijo no sabrá qué hacer con los terroristas.
Los mismos republicanos tuvieron ahora que reconocer el acierto de resolver la disposición del cuerpo de Osama arrojándolo al mar.
Los mexicanos, con el humor e ingenio característico, aseguran que sí se celebraron los servicios religiosos funerarios de Osama bin Laden conforme al rito musulmán. De hecho se invocó a Alá: Los marines dijeron al unísono: A la una, a las dos y a las tres… Antes, cuando la tragedia del 11 de septiembre, corrió aquel chascarrillo mexicano: “Si os ama porque os mata”.
Otro asunto a debate es si debieron o no mostrarse las fotografías de Osama al público. Leon Panetta , director de la CIA, opinaba que sí. Por el contrario, Hillary Clinton y el secretario de la Defensa, Robert Gates, dijeron que no. Obama resolvió la discusión en una entrevista al programa 60 minutos: “No somos así, nosotros no presumimos esto como trofeo”.
Contrasta esta decisión de recato informativo, republicano y demócrata, con la increíble y torpe decisión de autoridades mexicanas al haber mostrado, hace algunos meses, las espeluznantes fotografías del cuerpo ensangrentado de Arturo Beltrán Leyva, tapizado con billetes de dólares.
Verlo fue como descender a los infiernos. Mejor como hicieron en el mar: a la una, a las dos y a las tres…
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Consulta en:
http://excelsior.com.mx/index.php?m=nota&id_nota=735520

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