domingo, 11 de enero de 2009

Sobre el reto de los nuevos gobiernos municipales

En El Sur, del 10 de enero de 2009, aparece la siguiente colaboración de Octavio Klimek que nos permitimos trascribir:
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Oportunidad histórica de los nuevos gobiernos municipales
Octavio Klimek
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El primero de enero, casi todos los municipios del estado cambiaron sus autoridades municipales, salvo donde existen conflictos de algún tipo. De manera inédita, los gobiernos municipales durarán en sus funciones hasta el 29 de septiembre del 2012. Además, la composición de los Cabildos es ahora mucho más representativa de las diferentes fuerzas políticas que operan en los municipios. En especial, serán responsables de manejar el presupuesto municipal durante 4 años, en comparación a los tres años anteriores.
Estas condiciones pueden hacer posible un ejercicio serio de planeación democrática municipal, en un horizonte de trabajo de mayor plazo que el tradicional. No habrá el pretexto de los servidores públicos municipales que cuando ya habían cambiado la curva de dos o tres años de aprendizaje en el ejercicio de gobierno municipal, tenían que irse.
El presupuesto municipal se debe aplicar esencialmente para dar cumplimiento a las funciones y servicios que el artículo 115 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos le otorga: proveer de agua potable, alcantarillado, saneamiento, alumbrado público, gestión de residuos, operación de mercados, panteones y rastros, generar y mantener calles, parques y jardines y brindar seguridad pública.
Los ciudadanos exigen un mejor transporte público. Los gobiernos municipales tienen funciones sociales y económicas como la educación, la salud, la atención a los infantes, juventud, personas de la tercera edad o con capacidades diferentes, el comercio y la generación de empleos. Igualmente, los gobiernos municipales se involucran en el medio rural; contribuyen, por ejemplo, en proveer de insumos a agricultores.
En fin, la lista de asuntos en que se encuentra involucrado un gobierno municipal es sumamente amplia.
Ante este cúmulo de tareas, tradicionalmente son pocos los recursos presupuestales disponibles. Lo común es observar a presidentes municipales con pocos ingresos propios, por lo que se encuentran sujetos a los avatares de las participaciones federales o estatales.
Además, tienen que aprender a sortear los vericuetos de los programas que operan los otros dos órdenes de gobierno. En muchos casos, las inversiones que la federación y el estado aplican finalmente en el territorio municipal, no son armonizadas debidamente con los gobiernos municipales. Igualmente, en pocos casos, los gobiernos municipales cuentan con servidores públicos municipales preparados profesionalmente que puedan dar respuesta a la demanda ciudadana. Tener un buen servidor público dedicado en cuerpo alma y convicción de servicio a la comunidad, implica recompensarlo con un salario justo y adecuado a su responsabilidad, pero cuando uno conoce los sueldos de muchos de ellos, se explica por qué fallan.
En consecuencia, la mayoría de los presidentes municipales acaban su trienio solamente administrando los problemas a atender y pocos de ellos logran resolverlos a fondo. En cada campaña por la presidencia municipal se escuchan las mismas promesas: más agua potable, mejores servicios básicos, más seguridad y mayor crecimiento económico. Al llegar un nuevo presidente municipal, continúa ese círculo cuasi perverso de elocuencia política, en donde lo mediático y la recompensa inmediata como una simple despensa puede ser más convincente e influye en el ánimo de muchos electores más que las propuestas y la preparación o trayectoria de un candidato al gobierno municipal. En muchos casos, los mismos problemas continúan, pero agravados.
En particular, la cuestión ambiental va creciendo como bola de nieve. Pocas veces se aborda e integra lo ambiental a las decisiones de política municipal de manera adecuada. Los municipios legalmente tienen atribuciones claras en la materia; basta leer las competencias que por ejemplo les otorgan la Ley General del Equilibrio Ecológico y la de Protección al Ambiente.
En el caso de Guerrero, los Ayuntamientos atienden el tema cuando mucho por medio de un regidor, normalmente de un partido minoritario, lo que evidencia el interés ambiental de las fracciones de los grandes partidos. El gobierno municipal, genera una dirección de ecología supeditada a alguna secretaría, normalmente la de Desarrollo Urbano, con pocas posibilidades de influir en la toma de decisiones del gobierno municipal.
En general, no se quiere entender que lo ambiental atraviesa transversalmente a los sectores social y económico y que en las políticas públicas deben evaluarse de manera integral las variables ambiental, económica y social.
Por ejemplo, el desastre del transporte público donde fuertes intereses económicos prevalecen, es un vivo ejemplo de que lo ambiental brilla por su ausencia; ruido y contaminación atmosférica son cotidianos en determinadas horas y sitios de nuestras principales ciudades. La falta de espacios verdes para convivir hace de nuestros barrios y colonias lugares grises que sólo generan fábricas de potenciales jóvenes delincuentes. La gestión del agua no es integral y nuevas fuentes de agua se buscan de una manera simplista. Cuando se disminuyen los gastos de un manantial, no se invierte en cuidar los ecosistemas forestales que auxilian a mantener su caudal.
En nuevos y viejos asentamientos, se arrojan impunemente a las barrancas aguas negras y basura, ocasionando mayores problemas de salud. Cuando se habla de invertir en saneamiento ambiental, por ejemplo en plantas de tratamiento de aguas residuales, la óptica es de grandes obras caras y desvinculadas de una gestión integral del medio ambiente. Persisten los intereses económicos sobre los ambientales, aun en los tiempos del cambio climático en donde mentalmente no se comprende la estrecha vinculación entre el crecimiento de los riesgos a la población con el deterioro ambiental. Vivir en armonía con la naturaleza no pasa del discurso y la retórica para el común del servidor público municipal.
Así como se puede hablar de presidentes municipales dedicados a hacer banquetas sin árboles, que es obra pública para la foto, se puede hablar de presidentes municipales que creen que con sembrar arbolitos cada año están cuidando el medio ambiente. Por eso, tenemos ciudades no sostenibles, demandantes de energía y materia y expulsoras de desechos, además de poco incluyentes con la mayoría de los ciudadanos guerrerenses.
Entonces, los nuevos gobiernos municipales de Guerrero tienen la oportunidad histórica de ser diferentes a sus predecesores. Para sus planes y programas municipales existen instrumentos de planificación participativa probados, como son las llamadas Agendas 21 que tienen su origen en la Cumbre sobre Medio Ambiente y Desarrollo de Río de Janeiro de 1992, que pueden orientarlos. Es un asunto de voluntad política, que los municipos se dejen ayudar un poco por los propios ciudadanos.
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Puede consultarse el artículo en el periódico EL SUR, en:

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