martes, 1 de marzo de 2011

Visita de Felipe Calderón a Washington

Calderón en Washington, quinta y última
Mario Melgar Adalid
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El jueves se van a encontrar Felipe Calderón y Barack Obama en Washington. Ésta será la quinta ocasión que se reúnan. Será previsiblemente el último encuentro. No se ve queObama vaya a corresponder la visita. Tres razones se lo impedirán: (1) el mundo convulsionado, particularmente en Oriente Medio, (2) la política interior que demandará mucho de su tiempo para preparar su incierta reelección, y (3) México convulsionado, que parecería imprudente visitar. Por nuestra parte, tampoco se ve que Calderón regrese a Washington. 2012 se lo impedirá.
¿Cuál será la agenda de la reunión? La de la seguridad de la región y la agenda narcotizada. Si nuestros esfuerzos diplomáticos iban destinados a desmigratizar la relación y hablar de cuestiones productivas, tiempo después se propuso (Jorge Castañeda) remigratizar la agenda para evitar su narcotización.
México perdió nuevamente la oportunidad de alcanzar un acuerdo migratorio. Con Fox, después de un trabajo diplomático excepcional (Castañeda y Berruga), muy cerca de lograrlo, nos derrotó el 11 de septiembre.
El actual mandatario no supo negociar. Las cartas eran: lucha contra el crimen, contra el acuerdo migratorio. Nos embarcamos en una batalla unilateral, gratuita, solos, sin aliados, en la que el general Presidente no lleva muchas victorias que digamos.
El tema de la reunión será la frontera. Las ciudades fronterizas tienen vasos comunicantes producto de muchos años de historias compartidas. También los criminales se comunican entre sí y la han convertido en un infierno.
Las ciudades fronterizas muestran un crecimiento sorprendente. Entre los mexicanos de la frontera que han dejado sus casas y negocios para asentarse al otro lado, pero la economía se recupera. El enorme caudal de recursos lícitos e ilícitos han fortalecido la región.
Los datos económicos revelan una extraña paradoja: Al tiempo que aumenta la violencia en la frontera, aumentan los negocios. De las 71 empresas que forman parte del grupo de Fortune 500, ninguna se ha retirado de Ciudad Juárez. Electrolux, una empresa sueca muy conocida en México (mi madre tenía una aspiradora Electrolux que cuidaba como oro, que era, por cierto, muy ruidosa) cerró dos plantas en Iowa y trasladó su producción a Ciudad Juárez, sin importarle cárteles o criminales. Hay una recuperación notable de las 350 maquiladoras que operan en Ciudad Juárez.
Así como va bien la economía, va mal la seguridad. La incidencia de robos en la frontera estadunidense va en aumento. Los robos de camionetas SUV, por ejemplo, va a la alza. Hay un modelo de la Ford el FX 4 que es el botín predilecto de los narcos. En Laredo, Texas, ya corre el rumor de que si adquieres una de esas camionetas, seguro te la roban para llevársela a México.
Les gusta más que la Cheyene, apá.
Calderón estará obligado a tratar el tema de la violencia y la seguridad. Calderón escuchará loas a su política anticrimen como preámbulo diplomático, como estrategia políticamente correcta. La señora Napolitano le informará que tiene la extraña sospecha de que Al-Qaeda está vinculada con Los Zetas. La verdad, no veo al Piolín o al Oso Rojo negociando con Osama bin Laden.
Convendría a los intereses nacionales que México planteara algunas estrategias que podrían ayudar a desnarcotizar la relación. México debe insistir en el cumplimiento del Tratado de Libre Comercio para América del Norte. En 1994 se firmó el tratado gracias a la gestión deCarlos Salinas con George Bush y su grupo de excelentes negociadores (Serra y Gurría). Seis años después Fox propuso una unión aduanera, tarifas comunes al exterior de la región y libre flujo laboral. Desde 2005 los presidentes de los tres países se reúnen, dicen que para llevar adelante una agenda de “prosperidad y seguridad”.
El año pasado no pudieron reunirse. Este año estaba prevista una reunión para el 26 de febrero, volvió a cancelarse. Obama y Stepehn Harper, el tambaleante primer ministro canadiense, se reunieron en febrero para hablar de temas trilaterales: la armonización de reglas y coordinación de planes de seguridad, sólo que esta vez ni siquiera mencionaron a México.
Más economía y menos criminalidad debería ser la temática de la agenda mexicana. Ellos insistirán en la seguridad de sus agentes y turistas.
A pesar de la retórica de la reunión, México tendrá que darse cuenta que en esta guerra contra el crimen nadie nos preguntó, nos metimos solitos y solitos tendremos que salir. No será Estados Unidos el que resuelva nuestro problema. Ellos no quieren hacerlo, es evidente, y nuestras leyes, además, se lo impiden. Para confirmarlo habría que revisar lo que dice la Constitución.
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