martes, 12 de octubre de 2010

Sobre la policía comunitaria en Guerrero


La “Policía Comunitaria” en Guerrero
Eduardo López Betancourt
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Más allá del formalismo jurídico que impera, en torno a una gestión no institucional de la seguridad y del delito, se han desarrollado diversas experiencias en variadas partes del mundo, bajo la forma de proyectos multidimensionales y multidisciplinarios, mismos que privilegian la prevención frente a la represión, y la participación comunitaria frente a la vigilancia y el control de las fuerzas estatales del orden.
Entre esos proyectos, que tienden a un reacercamiento entre la función policíaca y la comunidad, pueden mencionarse el de ciudad segura en Italia; las iniciativas impulsadas en países latinoamericanos, como la policía de orientación comunitaria en Brasil, el modelo de seguridad comunitaria en Costa Rica, o la experiencia análoga en Chile.
Estos esquemas “comunitarios”, se han presentado como alternativas frente a los modelos tradicionales de combate al crimen, generalmente autoritarios, que además de ineficientes, se han mostrado en conflicto constante con las perspectivas de desarrollo democrático de las sociedades.
Pese a que las opciones aún se presentan en estado embrionario, se considera que existen evidencias, respecto a que estas actividades de vigilancia comunitaria parecen tener relativo éxito en Latinoamérica. Especialmente, pueden tener efectividad allí dónde las agencias policiales son altamente corruptas, carecen de la confianza pública y operan bajo una organización jerarquizada, casi militarizada.
Existe en México, un caso paradigmático de gestión comunitaria de la seguridad pública, que si bien es constante tema de estudio de diversos científicos sociales, como sociólogos y antropólogos, no ha sido adecuadamente analizado por los juristas, como lo es la “policía comunitaria” de la región Costa Chica y La Montaña de Guerrero.
Esta iniciativa, según reseñan sus propios fundadores, surgió ante una crisis de seguridad en dicha región, caracterizada no sólo por una alta incidencia delictiva, sino también por la total ausencia de mecanismos institucionales de seguridad y de procuración de justicia. Ante este vacío, las comunidades indígenas decidieron organizarse y construir un proyecto de guardia comunitaria, desde una base popular.
Aunque el proyecto de “policía comunitaria” de Guerrero, claramente se encuentra en una etapa inicial, los resultados presentados hasta el momento parecen ser exitosos. Según diversos estudios preliminares, la satisfacción de la comunidad con la “policía comunitaria” (como indican los reportes de los funcionarios locales, la ausencia de protestas locales organizadas, y las demandas para recibir ayuda a fin de extender esta práctica a las comunidades vecinas) sugiere que están brindando un servicio público útil de un modo razonablemente exitoso.
La evaluación de los resultados y el debate al respecto apenas comienza. Como se ha señalado, los juristas permanecen al margen del mismo, especialmente, por considerar que la iniciativa de la “policía comunitaria” actúa al margen de la ley, tomando funciones que corresponden al Estado.
Si bien, ello es cierto en la visión formalista imperante, no debe olvidarse que el proyecto comunitario surgió como consecuencia de un abandono de las obligaciones estatales de garantizar seguridad pública. Es tangible que la iniciativa ciudadana nunca pretendió reemplazar al Estado, sino simplemente, atender una necesidad urgente de seguridad.
En este contexto, en el marco del XV aniversario de dicha “policía comunitaria,” se realizará en próximos días el “Encuentro nacional por la justicia y la seguridad de los pueblos”, en San Luis Acatlán. Es recomendable seguir este fenómeno social de la “policía comunitaria” de cerca; especialmente, cuando el grave estado de inseguridad que aqueja al país, obliga a una reflexión madura y responsable en torno a todas las alternativas posibles.
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