Adios al librobus
Sol Vázquez
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Durante el mes de marzo y con cerca de 4 mil obras de diferentes temáticas, viajó por algunos municipios de Guerrero el denominado “librobus”, un proyecto impulsado por la Dirección General de la Red de Librerías Educal, que consiste en llevar librerías móviles montadas en camiones de 6.5 toneladas a los municipios que no tienen librerías o una biblioteca o que difícilmente cuentan con una tienda o changarrito donde se vendan libros de calidad a la población.
En el librobus se exhiben libros, revistas, discos, dvd´s y hasta juguetes educativos. Estuvo en Tlapa del 27 de febrero al 5 de marzo y del 7 al 21 de marzo en Zumpango del Río, según informaron los organizadores a través de un correo electrónico que se envió para preguntar por el intinerario próximo del librobus en Guerrero. Desafortunadamente no hay fecha próxima para que esta librería móvil nos visite nuevamente y al preguntar a algunos de los creadores y promotores culturales de la región si acaso llegaron a ver o escuchar sobre el proyecto, las respuestas han sido lo mismo: “¿El libro qué? No, ni supe. No, yo no vi nada como eso aquí”.
Es triste que un proyecto tan interesante como el librobus haya pasado sin pena ni gloria por estos municipios, sobre todo porque se trata de un espacio móvil cuya principal intención es acercar al público “ libros de autores universales con precios bajos para la población y a las nuevas tecnologías con el uso de internet móvil como servicio alternativo y colaborar con autoridades e instituciones culturales para hacer actividades conjuntas”, según se establece en las políticas y objetivos del proyecto que aparecen en su sitio de internet.
Se trata pues, de llevar todas estas obras y productos culturales a través de una flotilla de 10 camiones que se transforman en un módulo expandible de 27 metros cuadrados “con capacidad para diez personas que tendrán acceso a internet satelital de alta velocidad”. Además de todas estas aportaciones, las obras tienen precios que no rebasan los 100 pesos, con la idea de que la gente tenga tiempo de juntar el dinero en una semana que dura su permanencia en estos lugares y poder comprarse un libro.
El librobus es un proyecto de los pocos que aciertan en cuanto a llevar a cabo actividades para la formación de públicos como lo es la promoción de la lectura, pero que además permite diversificar el alcance de las actividades culturales de su público meta porque no sólo se quedan en el asunto de la exhibición sino que quienes lo soliciten, ya sea escuelas, ferias de libro, ferias culturales y regionales y festividades populares pueden contar con un librobus, lo cual podría aprovechar las autoridades de estos municipios para diversificar su oferta cultural a los habitantes y a los turistas que los visitan en Semana Santa o quienes emigran para participar en dichas celebraciones.
Desde febrero pasado se han visitado cerca de 40 municipios en el país de estados como Durango, Sonora, Colima, Puebla, Estado de México, Chihuahua, Tamaulipas y el Distrito Federal, aunque desafortunadamente se cambia el itinerario cuando los municipios no pueden garantizar la seguridad del proyecto. Habrá que preguntarse por qué el librobus no pasó por Acapulco, Zihuatanejo, Taxco, Iguala o todos esos municipios que figuran siempre en las páginas de nota roja de los periódicos por su alta incidencia de ejecutados, descabezados y secuestrados.
Afortunadamente el librobus no tiene nada que temer cuando nos visita porque su andar por nuestra tierra no es un asunto del interés de los narcos ni de soldados ni de caciques de los municipios sino todo lo contrario, el librobus es un proyecto que puede dar un respiro en la vida de las personas que en ellos habitamos. Tal vez en su próxima visita, si es que la hay, algún sicario se siente a descansar un rato en alguna mesita cercana del librobus para leer quizá, Quién quiere vivir para siempre de Elmer Mendoza. Chance y sí.
Durante el mes de marzo y con cerca de 4 mil obras de diferentes temáticas, viajó por algunos municipios de Guerrero el denominado “librobus”, un proyecto impulsado por la Dirección General de la Red de Librerías Educal, que consiste en llevar librerías móviles montadas en camiones de 6.5 toneladas a los municipios que no tienen librerías o una biblioteca o que difícilmente cuentan con una tienda o changarrito donde se vendan libros de calidad a la población.
En el librobus se exhiben libros, revistas, discos, dvd´s y hasta juguetes educativos. Estuvo en Tlapa del 27 de febrero al 5 de marzo y del 7 al 21 de marzo en Zumpango del Río, según informaron los organizadores a través de un correo electrónico que se envió para preguntar por el intinerario próximo del librobus en Guerrero. Desafortunadamente no hay fecha próxima para que esta librería móvil nos visite nuevamente y al preguntar a algunos de los creadores y promotores culturales de la región si acaso llegaron a ver o escuchar sobre el proyecto, las respuestas han sido lo mismo: “¿El libro qué? No, ni supe. No, yo no vi nada como eso aquí”.
Es triste que un proyecto tan interesante como el librobus haya pasado sin pena ni gloria por estos municipios, sobre todo porque se trata de un espacio móvil cuya principal intención es acercar al público “ libros de autores universales con precios bajos para la población y a las nuevas tecnologías con el uso de internet móvil como servicio alternativo y colaborar con autoridades e instituciones culturales para hacer actividades conjuntas”, según se establece en las políticas y objetivos del proyecto que aparecen en su sitio de internet.
Se trata pues, de llevar todas estas obras y productos culturales a través de una flotilla de 10 camiones que se transforman en un módulo expandible de 27 metros cuadrados “con capacidad para diez personas que tendrán acceso a internet satelital de alta velocidad”. Además de todas estas aportaciones, las obras tienen precios que no rebasan los 100 pesos, con la idea de que la gente tenga tiempo de juntar el dinero en una semana que dura su permanencia en estos lugares y poder comprarse un libro.
El librobus es un proyecto de los pocos que aciertan en cuanto a llevar a cabo actividades para la formación de públicos como lo es la promoción de la lectura, pero que además permite diversificar el alcance de las actividades culturales de su público meta porque no sólo se quedan en el asunto de la exhibición sino que quienes lo soliciten, ya sea escuelas, ferias de libro, ferias culturales y regionales y festividades populares pueden contar con un librobus, lo cual podría aprovechar las autoridades de estos municipios para diversificar su oferta cultural a los habitantes y a los turistas que los visitan en Semana Santa o quienes emigran para participar en dichas celebraciones.
Desde febrero pasado se han visitado cerca de 40 municipios en el país de estados como Durango, Sonora, Colima, Puebla, Estado de México, Chihuahua, Tamaulipas y el Distrito Federal, aunque desafortunadamente se cambia el itinerario cuando los municipios no pueden garantizar la seguridad del proyecto. Habrá que preguntarse por qué el librobus no pasó por Acapulco, Zihuatanejo, Taxco, Iguala o todos esos municipios que figuran siempre en las páginas de nota roja de los periódicos por su alta incidencia de ejecutados, descabezados y secuestrados.
Afortunadamente el librobus no tiene nada que temer cuando nos visita porque su andar por nuestra tierra no es un asunto del interés de los narcos ni de soldados ni de caciques de los municipios sino todo lo contrario, el librobus es un proyecto que puede dar un respiro en la vida de las personas que en ellos habitamos. Tal vez en su próxima visita, si es que la hay, algún sicario se siente a descansar un rato en alguna mesita cercana del librobus para leer quizá, Quién quiere vivir para siempre de Elmer Mendoza. Chance y sí.
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Publicado en La Jornada Guerrero. Texto tomado de:
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