viernes, 26 de marzo de 2010

Sobre el discurso de Colosio... Veo un México de hambre y sed de justicia...

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Veo un México con hambre y sed de justicia
César Julián Bernal
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Estas palabras fueron pronunciadas por Luis Donaldo Colosio en el Monumento a la Revolución un 6 de marzo de 1994, hoy en el año del bicentenario y centenario de la Independencia y la Revolución Mexicana todavía tienen vigencia, y qué mejor momento para recordar, que en el 16 aniversario luctuoso de su partida; cuando en nuestro país de 106 millones de mexicanos la mitad vive en pobreza, y una cuarta parte en extrema pobreza, y sin embargo tenemos al hombre más rico del mundo; cuando pertenecemos al club selecto de la OCDE, y sin embargo hay mucha gente que vive con dos dólares al día si bien le va.
Hace 16 años Luis Donaldo Colosio dijo “me he encontrado con el México de los justos reclamos, de los antiguos agravios y de las nuevas demandas; el México de las esperanzas, el que exige respuestas, el que ya no puede esperar”, 16 años después seguimos esperando esas respuestas, 16 años después hay mayores reclamos, mayores agravios y muchas demandas. Hace 16 años en ese célebre discurso Luis Donaldo hizo una radiografía cruda de México en la forma siguiente: “Yo veo un México de comunidades indígenas, que no pueden esperar más a las exigencias de justicia, de dignidad y de progreso...; un México de campesinos que aún no tienen las respuestas que merecen. Un campo empobrecido, endeudado…., un México de trabajadores que no encuentran los empleos ni los salarios que demandan…..; un México de jóvenes que enfrentan todos los días la difícil realidad de la falta de empleo, que no siempre tienen a su alcance las oportunidades de educación y de preparación. Jóvenes que muchas veces se ven orillados a la delincuencia, a la drogadicción…; un México de mujeres que aún no cuentan con las oportunidades que les pertenecen; mujeres con una gran capacidad, una gran capacidad para enriquecer nuestra vida económica, política y social. Mujeres en suma que reclaman una participación más plena, más justa, en el México de nuestros días. Un México de empresarios, de la pequeña y la mediana empresa, a veces desalentados por el burocratismo, por el mar de trámites, por la discrecionalidad en las autoridades….un México de profesionistas que no encuentran los empleos que los ayuden a desarrollar sus aptitudes y sus destrezas. Un México de maestras y de maestros, de universitarios, de investigadores, que piden reconocimiento a su vida profesional, que piden la elevación de sus ingresos y condiciones más favorables para el rendimiento de sus frutos académicos; técnicos que buscan las oportunidades para aportar su mejor esfuerzo…”.
16 años después en la lectura y relectura de este discurso, se puede decir, sin temor de equívoco alguno, que esa radiografía sigue intacta, y mucho más grave; uno como simple ciudadano se da cuenta que muchas cosas no han cambiado en México a pesar de la alternancia política que tanto se vendió, esas comunidades indígenas, esos campesinos, esos jóvenes, esas mujeres, esos maestros y maestras, esos universitarios siguen esperando respuestas, tan sólo basta salir a las calles, ir a las escuelas, comunidades, pueblos o ciudades.
Es cierto, vivimos en un país democrático, sin embargo de que nos sirve esa democracia, que no se traduce en lo que el constituyente de 1917 quiso: “un sistema de vida fundado en el constante mejoramiento económico, social y cultural del pueblo”; tal pareciera que la democracia de México es sigue y siendo esa fría estructura jurídica y régimen político; que se traduce sólo en democracia electoral, como dijo Luis Donaldo Colosio hace 16 años, y hoy lo retomo, existe “Un México de gente agraviada por las distorsiones que imponen a la ley quienes deberían de servirla. De mujeres y hombres afligidos por abuso de las autoridades o por la arrogancia de las oficinas gubernamentales.
Aquí podemos y debemos preguntarnos que tanto ha cambiado nuestro país, estado municipio o comunidad.
Finalmente el discurso del 6 de marzo de 1994 marcó una esperanza que es justo recordarla hoy. México tiene “ciudadanos que merecen mejores servicios y gobiernos que les cumplan. Ciudadanos que aún no tienen fincada en el futuro la derrota; son ciudadanos que tienen esperanza y que están dispuestos a sumar su esfuerzo para alcanzar el progreso”.
Sí, es cierto, 16 años después México sigue de pie, con esperanza, con un “México convencido de que ésta es la hora de las respuestas; un México que exige soluciones. Los problemas que enfrentamos los podemos superar”, pero la última palabra la tiene usted lector, la tenemos todos.

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