sábado, 20 de marzo de 2010

Un artículo más sobre la UAG y su proceso electoral

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El desencanto por la democracia universitaria
José Gilberto Garza Grimaldo
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Para Rogelio Ortega Martínez y Ascencio Villegas Arrizón.
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Hace algunos días se dio a conocer los resultados de una encuesta nacional realizada por Berumen & Asociados, financiada por el periódico El Universal, donde los resultados arrojan que en la mayoría de los mexicanos hay un desencanto por la democracia.
Recordemos que en el 2004, latinobarometro dio a conocer que en 18 países de nuestro continente, recorre el fantasma del desencanto por la democracia.
Los recientes escándalos políticos de nuestro país y el cinismo de la clase política, corroboran del por qué de la falta de credibilidad de la democracia y de las instituciones.
En México, la democracia electoral se entiende como el conjunto de marrullerías para llegar o mantenerse en el poder, ante la complacencia, y por ende, complicidad de los órganos electorales encargados de aplicar la ley: Nadie tiene facultades para detener ilícitos electorales.
El reciente proceso electoral en la Universidad Autónoma de Guerrero, fue una síntesis de lo que externamente sucede en las elecciones “dizque” constitucionales.
Los instintos y las pasiones más bajas afloraron en la “máxima casa de grillos”.
Como será el nivel de estiércol que caracterizó el proceso electoral, que hasta los más revolucionarios universitarios exclaman: “el modelo de elección está agotado”.
Es obvio, que con tan “civilizados universitarios” el actual modelo educativo es inaplicable, el modelo es tan solo una quimera. No hay en los universitarios conciencia holista ni cultura política democrática.
La política en la Universidad, es la lucha por el poder. Lo que ha ocasionado que se construya en el tiempo, un entretejido de complicidades entre diversos grupos cuya bandera que enarbolan “es el cambio universitario o la excelencia”. Algo así a lo que sucede en el exterior cuando nuestra clase política desde hace décadas promete la llegada de “la modernidad al país”, y éste se derrumba ante millones de pobres y la riqueza concentrada en pocas manos.
El premio Nobel de Economía, el estadunidense Gary Becker, advirtió que en algunos países de América Latina comienza a consolidarse un ''capitalismo de compadres'', por el cual sectores privilegiados consiguen ''favores del gobierno''.
Guardando las respectivas proporciones, en la UAG, se practica un “capitalismo de cuates y familiares.” En radio UAG, diversos ciudadanos se preguntan quienes serán los nuevos ricos en la universidad.
Una práctica nefasta en la Universidad es la negociación sin principios éticos. Lo ejemplifico con algo que escuché en un noticiero radial local y muestra nuestro nivel de cultura democrática. El conductor estaba entrevistando a un líder de Apango, y este decía que el presidente municipal era un individuo sin voluntad política para dirimir los conflictos.
El conductor le preguntó: ¿Porque considera que el presidente es un político antidemocrático. El líder le respondió: Es una costumbre en Apango, que el ganador se sienta a negociar con los perderos para repartirse los cargos públicos en el Ayuntamiento.
Este tipo de negociaciones que ni en la delincuencia organizada se practican, ha impedido a diversos rectores cumplir con sus compromisos de campaña por estar rodeados de hienas y pirañas.
Que un rector o director, invite a integrase a su equipo a cualquiera de los que integraron el grupo de apoyo de los candidatos perdedores, es loable. Siempre y cuando, tenga el perfil para ocupar el cargo que va a desempeñar.
En fin, los universitarios estamos entrapados. Es el momento de cambiar, la violencia no es la forma racional de dirimir las controversias o conflictos.
Es el momento de mandar un mensaje al pueblo y a la clase política nacional, de cómo deben de resolverse un problema de tal magnitud: El derecho y los valores de la cultura política democrática son la solución.
La violencia deja una estela de dolor, de sufrimiento. Es la forma más irracional para dirimir los conflictos.
No hay cultura de legalidad en la UAG.

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