En la edición del 21 de marzo de 2010, LA JORNADA GUERRERO publica la siguiente nota sobre el proceso electoral en la UAG:
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La UAG al Congreso
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El anuncio del diputado Florentino Cruz Ramírez, presidente de la Comisión de Educación en la Cámara de Diputados de Guerrero, en el sentido de que los dirigentes de las fracciones partidistas representadas en el Congreso local van a analizar el proceso electoral en la Universidad Autónoma de Guerrero, como solicitaron los simpatizantes del candidato declarado oficialmente como perdedor, Rogelio Ortega Martínez, tiene varias aristas.
Un problema principal es que la UAG conquistó a base de luchas y de sufrir mucha represión, con la sangre y la cárcel de muchos de sus estudiantes y maestros, la autonomía que impide la intervención externa, incluido en este caso el Congreso. Otro aspecto de ese asunto es que hay una discusión en el sentido de que la universidad no es una ínsula y no puede, en aras de la autonomía –que se refiere a lo académico– sustraerse del cumplimiento de leyes que rigen a todos los demás actores de la sociedad.
Por donde se le vea, el conflicto derivado del proceso electoral ha ido subiendo de tono, y ése no puede ser un escenario favorable para ninguno de los actores en este conflicto, ni para el rector Arturo Contreras, que dirige en este momento a la UAG; ni para Ascencio Villegas Arrizón, que ha sido declarado ganador; ni para Rogelio Ortega Martínez, que oficialmente perdió la contienda; ni, por supuesto, para los estudiantes que han quedado enmedio de los dos bandos que se disputan el poder.
La postura planteada por Cruz Ramírez –quien, valga decirlo, fue rector, es universitario y ha mantenido su apoyo a una de las fórmulas que contendieron– de que los dos ex candidatos se sienten a negociar, no es descabellada, es más, pudiera decirse que es una postura inteligente, si bien es sabido, en la UAG hay mucha práctica de negociación. Al final de cuentas, todos los que participan no son sino los mismos, sólo que hoy están en un bando y en la próxima elección en el otro.
Así, cuando se dio otro conflicto similar en la rectoría de Hugo Vázquez Mendoza (que ganó con el apoyo del entonces rector Gabino Olea Campos, los cuales, Hugo y Gabino, hoy apoyan a Rogelio Ortega), el candidato declarado perdedor, Armando Chavarría Barrera, aceptó el diálogo y, finalmente, con elementos de ambos grupos se integró la administración.
No sería extraño que caminaran hacia allá, dado que los de uno y otro bando, apenas termine el proceso, seguirán siendo los mismos vecinos de siempre. Lo que sería saludable es que todo diálogo sea público, de cara a los electores de cada grupo, y de la sociedad, a la que se deben la UAG y los universitarios.
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Consultado en:
http://www.lajornadaguerrero.com.mx/2010/03/21/index.php?section=opinion&article=002a1soc
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La UAG al Congreso
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El anuncio del diputado Florentino Cruz Ramírez, presidente de la Comisión de Educación en la Cámara de Diputados de Guerrero, en el sentido de que los dirigentes de las fracciones partidistas representadas en el Congreso local van a analizar el proceso electoral en la Universidad Autónoma de Guerrero, como solicitaron los simpatizantes del candidato declarado oficialmente como perdedor, Rogelio Ortega Martínez, tiene varias aristas.
Un problema principal es que la UAG conquistó a base de luchas y de sufrir mucha represión, con la sangre y la cárcel de muchos de sus estudiantes y maestros, la autonomía que impide la intervención externa, incluido en este caso el Congreso. Otro aspecto de ese asunto es que hay una discusión en el sentido de que la universidad no es una ínsula y no puede, en aras de la autonomía –que se refiere a lo académico– sustraerse del cumplimiento de leyes que rigen a todos los demás actores de la sociedad.
Por donde se le vea, el conflicto derivado del proceso electoral ha ido subiendo de tono, y ése no puede ser un escenario favorable para ninguno de los actores en este conflicto, ni para el rector Arturo Contreras, que dirige en este momento a la UAG; ni para Ascencio Villegas Arrizón, que ha sido declarado ganador; ni para Rogelio Ortega Martínez, que oficialmente perdió la contienda; ni, por supuesto, para los estudiantes que han quedado enmedio de los dos bandos que se disputan el poder.
La postura planteada por Cruz Ramírez –quien, valga decirlo, fue rector, es universitario y ha mantenido su apoyo a una de las fórmulas que contendieron– de que los dos ex candidatos se sienten a negociar, no es descabellada, es más, pudiera decirse que es una postura inteligente, si bien es sabido, en la UAG hay mucha práctica de negociación. Al final de cuentas, todos los que participan no son sino los mismos, sólo que hoy están en un bando y en la próxima elección en el otro.
Así, cuando se dio otro conflicto similar en la rectoría de Hugo Vázquez Mendoza (que ganó con el apoyo del entonces rector Gabino Olea Campos, los cuales, Hugo y Gabino, hoy apoyan a Rogelio Ortega), el candidato declarado perdedor, Armando Chavarría Barrera, aceptó el diálogo y, finalmente, con elementos de ambos grupos se integró la administración.
No sería extraño que caminaran hacia allá, dado que los de uno y otro bando, apenas termine el proceso, seguirán siendo los mismos vecinos de siempre. Lo que sería saludable es que todo diálogo sea público, de cara a los electores de cada grupo, y de la sociedad, a la que se deben la UAG y los universitarios.
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Consultado en:
http://www.lajornadaguerrero.com.mx/2010/03/21/index.php?section=opinion&article=002a1soc
1 comentario:
Si el fin fuera comun, el de hacer de la UAG un ejemplo, no habria problema, la union hace la fuerza, pero queda claro que los encontronazos solo demuestran intereses particulares...
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